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jueves, 22 de abril de 2010

TORCA DEL CARLISTA (RANERO, KARRANTZA, BIZKAIA)

9 DE ABRIL:
El último día de actividad en Cantabria lo dedicamos a bajar a esta mítica cavidad. Nos habían contado muchas cosas de esta sima, historias y leyendas, que incitan a visitarla. Además el volado de 94 m. y la sala más grande de Europa y la quinta del mundo, eran un muy buen motivo para bajar allá abajo.


Zona de lapiaz por los alrededores del pico del Carlista

El día se fue complicando poco a poco, no por la meteorología, sino por que se nos hizo un poco tarde. Para comenzar nos despertamos ya un poco tarde, ya que la noche antes nos habíamos acostado algo tarde y muy cansados. Luego tuvimos que hacer los preparativos de cuerdas, comida y demás, con muy pocas ganas. Para colmo paramos en Ramales a comprar algunas cosillas en MTDE. Así con todos los contratiempos llegamos al parking de Pozalagua a más de las 2 de la tarde. También nos costo mas de lo normal cambiarnos y echar para arriba, la pereza se apoderaba del grupo.


Boca de la falsa torca del Carlista

Al final a las 2:40 h. comenzamos la dura ascensión hacia la torca. A estas horas y con el día veraniego que hacia nos íbamos derritiendo durante la subida. En cuanto llegamos al collado dejamos el sendero GR y tiramos hacia la izquierda y fuimos siguiendo las indicaciones del GPS. Pero para nuestra sorpresa las coordenadas estaban mal y por allí no había ninguna sima. Así que bajo un sol infernal y sin comer continuamos buscando la boca. Al fin encontramos una boca y nos dijimos: ya esta, aquí tenemos la Torca del Carlista.


Boca de entrada a la Torca del Carlista

A las 4:05 de la tarde y sin comer comenzábamos la instalación de esta sima. Pues bien, la equipación nos pareció muy mala y además no casaba con la ficha técnica, pero aun así, esa tenia que se la torca del Carlista. Al llegar a la cota de -27 m. para nuestra sorpresa la sima se cegaba, nos habíamos colado. Aun así los demás del grupo quisieron bajar para verla. Pero esto no es todo, cuando ya estaba Luis acabando la desinstalación de la cabecera se le rompe el cordinito de la llave y esta se va a parar al fondo de la sima. Le toco a Luis volver a bajar hasta abajo y coger la llave, total solo eran 27 m. En total la tontería de la falsa torca del Carlista, o sima del Pico del Carlista como la denominamos nosotros, nos costo hora y cuarto.


Estalactitas en un rincón de la sala G.E.V.

Estábamos cansados por el esfuerzo acumulado durante toda la semana, por el calor de ese día y por no haber comido todavía; y además estábamos cabreados por este error. Pero aun así seguimos buscando con ahínco la boca, ahora haciendo caso a la descripción que llevábamos. Y por fin a las 6 de la tarde encontramos el ansiado agujero. Si alguien nos hubiera visto en este momento en la boca de la cavidad hubiese jurado que acabábamos de salir. Nuestras caras eran un poema. Pero con dos cojones decidimos comer y comenzar a bajar. Ya que habíamos sufrido tanto buscándola ahorra tocaba disfrutar rapelando. Entonces a las 6:30, con el estomago colmado, comenzamos el descenso.


Jesús observando unas excéntricas

Llevábamos las siguientes cuerdas: 32 m. + 53,5 m. + 98,5 m. y además una de 25 m. y otra de 10 m. por si estas no nos llegaban hacer un empalme. Creíamos que era probable que nos tocara hacer algún empalme en el volado de 94, pero nos sobro cuerda por todos los lados. Con la de cuerda de 32 llegamos hasta el primer pasamanos a –28 m. Aprovechamos el pasamanos para empalmar la cuerda de 32 con la de 53,5 y con esta llegamos de sobra hasta las reuniones de cabecera del P-94.


Una zona muy decorada de la cavidad

La cabecera del volado la instalamos utilizando las 3 cadenas que hay, 2 nuevas y otra algo oxidada, además del empalme con la cuerda de 53,5. Creíamos que la cuerda no llegaría, así que Luis que instalaba, cogió una cuerda de 25 m. por si era necesario un empalme a escasos metros del suelo. Pero no fue necesario, ya que sobraron unos cuantos metros de cuerda. Este pozo de 154 m. esta equipado todo con químicos y parabolts, no enroscamos ni una chapa.


Otro bonito rincón de la sala

En cuanto a las sensaciones de bajar el volado de 94: simplemente espectacular. En la cabecera ya se tiene una idea de lo que hay abajo por el eco y la sensación de vació, pero cuando comienzas a bajar la sensación de flotar en la inmensidad se apodera de ti. Durante todo el descenso de puede ver alguna pared de la sala, aun así no se puede tener una idea de la grandiosa sala que se abre ante nosotros. ¡¡Impresionante!!


Gran estalagmita

Una vez los tres en la base de pozo comenzamos a deambular por la gran sala GEV. Es fácil desorientarse por la inmensidad de la sala y por el gran caos de bloque que es esta. Nosotros queríamos bajar hasta el sifón, pero no encontramos la galería que sale de la gran sala, y eso que estuvimos buscando un buen rato por la parte mas baja de la gran sala. Pero antes de ponernos en serio a buscar la continuación hacia el sifón, nos entretuvimos viendo algunos rincones de una belleza espectacular. Como podréis ver el las fotos hay zonas muy concrecionadas. Hay muchas zonas con unas excéntricas como nunca las habíamos visto. Todas las zonas decoradas de sala se encuentras junto a las paredes, como es lógico, ya que el resto de la sala esta ocupado por grandes bloques. Aunque también se pueden ver pisolitas, antiestalagmias, gours, formaciones tipo discos y estalagmitas por algunas zonas de la sala.


Detalle de una bonita formación

Queríamos encontrar la continuación hacia las otras salas y el sifón, pero por más vueltas que dábamos no lo conseguíamos. Así que finalmente decidimos que ya era hora de salir, ya que el día siguiente teníamos que madrugar porque teníamos un viaje de 9 horas por delante. Volviendo hacia la base del pozo todavía nos entretuvimos viendo unas admirables excéntricas.
La cuerda la encontramos sin ningún problema, pues esta se encontraba en la zona más alta de la sala. Una vez bajo el pozo de entrada comimos algo para tomar fuerzas y… nos dimos cuenta que nos faltaba un flash. Este se había quedado en un lugar que paramos a descansar.


Detalle de una antiestalagmita

Juan Mª comenzó a subir el pozo y mientras nosotros fuimos a buscar el flash, la aguja en el pajar. Al ver subir a un espeleólogo desde el otro lado de la sala te haces una idea de lo bestial de la sala. Pues bien el flash lo encontramos enseguida, no nos izo falta ni buscar, el gran sentido de la orientación de Jesús nos llevo a él más directos que un GPS.


Los tres espeleólogos bajo el pozo de 154 m.

La subida del volado de 94 m. fue rapidito: Juan Mª subió en unos 20 min. y eso que comenzó a subir el viernes y acabo de subir el sábado; a Jesús también le costo unos 20 min.; y Luis subió en 14 m. 35 s. y eso que iba parando de vez en cuando a ensacar cuerda. Después de subir los 94 m. de volado todavía quedan 60 más. Cuando mirando hacia arriba vimos por fin las estrellas que brillaban esa noche en el cielo de Karrantza una mezcla de alivio y pena se apodero de nosotros. Alivio por estar casi en la calle y pena por dejar el subsuelo de Cantabria (en este caso Bizkaia) después de esta semana tan inolvidable.
A las 2 en punto de la madrugada, y tras 7 horas y media salía el último espeleólogo de la torca. En media hora estábamos en el coche tras casi 12 de actividad. Esa noche nos pegamos una cena capitán general y a las 4:30 de la madrugada nos metíamos en el sobre a descansar.