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lunes, 20 de diciembre de 2021

Cantabria en diciembre: torca del Carlista, Coventosa y sima del Picón.

Tras más de año y medio de no escribir ninguna de las actividades que hago cada fin de semana, la vuelta a Cantabria por el puente de diciembre me ha hecho retomar esta parte de la espeleología que tenia olvidada. 
Este viaje estaba pensado para cuatro, pero los otros dos compañeros finalmente no han podido acompañarnos en esta fantástica aventura. Así que tras varias comprobaciones de la meteorología, y una llamada a Domingo para comprobar que no hay nieve, decidimos emprender el viaje. 

El sábado 4 de diciembre quedo con Israel en una gasolinera de Almenara, para dejar mi coche allí, y emprender el camino a mi querido Arredondo, la capital del mundo. Tras unas cuantas horas de viaje, con sus paradas técnicas y de avituallamiento, y sin parar de charlar, llegamos a Arredondo. Esta vez Domingo nos ha alquilado un pequeño apartamento con calefacción, tan necesaria estos días tan fríos.
1. Vistas desde el apartamento.

Tras acomodarnos, cenamos y tras la sobremesa nos vamos a dormir, mañana nos espera un día duro, vamos los dos solos a la torca del Carlista. No madrugamos demasiado ya que hace bastante frío, desayunamos tranquilamente y hacemos un par de bocadillos para cada uno, más algunos frutos secos y baritas que llevamos. Como tenemos garaje lo aprovechamos para preparar el material sin mojarnos, ya que fuera llueve, como es de esperar en Cantabria. Ensacamos una cuerda de 200m y nos planteamos si coger otra de 100m para bajar en paralelo el último pozo de 85m, pero lo descartamos. 
Con todo el material preparado y los monos interiores puestos nos dirigimos al valle de Carranza, al parking de la cueva turística de Pozalagua. Una vez allí, nos ponemos los monos y el chubasquero, ya que la lluvia débil nos acompaña y a ratos un ligero granizo también, y emprendemos la empinada y embarrada senda de subida a la sima. La torca se encuentra en el lapiaz del pico del Carlista, y la encontramos sin problemas. 
Tras equiparnos, comienzo a instalar el primer P26 que está todo con químicos, la cuerda corre al ser de 8’5, llego al pasamanos que instalo sin problemas, y continuo el descenso, estos dos pozos ya están con parabolts, y regados (que fastidio haberme quitado el chubasquero antes de entrar). Una vez en la cadena del P85, me pongo en la repisa e instalo un pequeño pasamanos, y llega mi compañero, sacamos el resto de la cuerda y comienza él el descenso, y le sigo tras oír el libre, disfrutando de la magnitud de la Gran Sala G.E.V. 
Una vez los dos en la base de la cuerda encontramos un walkie que a unos compañeros se les había caído y no bajaron a recuperarlo, y unas gafas en perfecto estado. Lo recogemos todo para no dejar basura y tras comernos el bocadillo, con la topografía en la mano, nos encaminamos a buscar las diferentes salas. 
El el trayecto hay varios hitos y reflectantes que indican el camino para atravesar el caos de bloques, pero no siempre te llevan por el camino que querías, y aparecemos en la pared, en una zona de barro, pero en el lado este de la sala (a 243m de profundidad), por lo que nos dirigimos hacia el oeste, sin dejar de ver la pared a nuestra izquierda, para llegar a la otra zona de barro, que es donde se encuentra el acceso a la Sala Manuel Iradier.
2. Formaciones en la torca del Carlista.

Continuamos pasando algunas cuerdas en fijo hasta llegar al Sifón Terminal, donde la foto es inevitable. 
Luego nos dirigimos a visitar la Sala Aranzadi, pero tras una vuelta, a Israel le toca mirar la topografía y orientarse para encontrarla. 
Una vez todas las salas visitadas solo nos queda cruzar de nuevo el caos de bloques, pero esta vez por medio, y remontar el pozo de 152 metros que nos separa del exterior.
3. El Carlista.

4. Formaciones en el Carlista.

Una vez en la base de la cuerda, comemos algo y comienzo a subir, pero esta vez con chubasquero para no empaparme, quedándose Israel a desmontar, no obstante le espero en la repisa para ayudarle a ensacar la cuerda del P85. 
En el P26 que no era regado al entrar, al salir, cae un ligero granizo, que provoca que un grajo que anda por allí se refugie en la sima, dándome un susto tremendo al oír su fuerte aleteo cerca de mi cabeza y sin saber que es. Una vez fuera, espero a mi compañero, deseando que salga lo antes posible porque el viento gélido y la débil lluvia me hacen no dejar de temblar. Una vez sale, recogemos rápido y bajamos deprisa pero con cuidado de no resbalar y caer, aunque en la empinada y embarrada senda algunas culadas son inevitables. Una vez en el parking, nos ponemos ropa seca y nos metemos en el coche con la calefacción hasta recuperarnos un poco del frío y poner volver al apartamento. 

Una vez en el apartamento, mientras preparamos la cena, nos tomamos un refrigerio, y llamamos a Sarai, que está también en Arredondo, y quedamos con ella para almorzar al día siguiente e ir a visitar Coventosa, con ella y con Silvia. 

El domingo 6 de diciembre, tras almorzar tranquilamente en el bar, nos dirigimos los cuatro al parking de Cueva Coventosa, el cual nos lo encontramos lleno. Nos cambiamos y cogemos un par de cuerdas para acceder a la Sala Fantasmas y para ir a la Sala Macarroni, que mis compañeros no han visitado todavía.
5. Grupo en cueva Coventosa.

Al bajar la rampa, en el primer pozo nos encontramos 3 cuerdas instaladas, por lo que Israel instala la nuestra utilizando algunos anclajes comunes. 

Al remontar la primera cuerda fija nos encontramos a un grupo que conocen a Sarai, tras la obligada charla, continuamos por la gatera y llegamos a la Sala del Declive, que descendemos parte por la cuerda fija, y los 40m restantes descendemos por la empinada rampa. Una vez en la base de esta rampa, en una dirección se sigue hacia los lagos, y en la opuesta (dirección este) nos acercamos al pozo de acceso a la Sala Macarroni. Hay dos instalaciones, y como una está ocupada por un grupo que está saliendo, instalo la otra, que está con parabolts, y cuya cabecera es un poco incómoda. 
Descendemos todos y tras comer un poco nos dirigimos a visitar la sala, que está preciosa por la cantidad de agua que hay, los gours están a rebosar y las estalactitas llenas de vida. Nos vamos emocionando a medida que avanzamos por la sala, y hacemos algunas fotos.
6. Sala Macarroni (Coventosa).

Al volver, encontramos una cuerda fija, que remontamos, y continuamos por el pasamanos y por algunas cuerdas fijas más, y damos una vuelta por una zona de Coventosa totalmente desconocida para todos nosotros, y que finalmente, tras otra cuerda fija, nos deja cerca del Gour, que fotografiamos.
7. Gour de Coventosa. 

Tras este paseo, regresamos por las cuerdas fijas de la salida de Coventosa, hasta la Sala del Declive, donde Israel se adelanta para recuperar la cuerda que hemos instalado. Paramos a comer algo y remontamos la rampa. 
Visitamos la Sala Fantasmas, tan preciosa como siempre, y llegamos a su parte final, llena de agua como era de esperar. 
Ya en el pozo de entrada, solo queda nuestra cuerda, que Silvia se encarga de desinstalar. 
Una vez todos en la boca de Coventosa, decidimos desequiparnos y ponernos el chubasquero, ya que llueve. Regresamos a un parking, ya vacío, y nos ponemos ropa seca, antes de ir al bar para tomarnos la merecida cerveza. Tras la cual, nos vamos los cuatro al apartamento y preparamos la cena. 
Durante los preparativos, Sarai habla con los compañeros de Castellón que ya han salido de explorar en Vallina, y como no, se acercan a vernos tras la cena, y charlamos un buen rato con ellos. Como Hector tiene que vivaquear, le ofrecemos un hueco en el apartamento, para que duerma calentito. 

A la mañana siguiente, almorzamos todos en el bar, y nosotros nos dirigimos a la sima del Picón, mientras que los compañeros de Castellón regresan a sus casas. 
Esta sima forma parte del sistema de Cubija, se encuentra en la localidad de Matienzo, y comparte parking con la Sima del Mostajo, que ya visitamos en 2019. 
Una vez en el parking, nos cambiamos y con el material preparado comenzamos el ascenso por la ladera de la montaña. Además de la explicación de como acceder a ella, contamos con las coordenadas, por lo que llegamos sin problemas.
8. Sarai instalando la sima del Picón.

Es Sarai la que instala el pozo de entrada, de unos 20m, con un par de spits de cabecera que hay que limpiar un poco, y en mitad de la rampa un desviador a un árbol, tras el que se encuentran un par de fraccionamientos. 
Una vez todos bajo, descendemos la rampa que nos deja en un corto laminador del que no nos podemos librar de mojarnos. Tras él comienza la subida por una rampa de piedra suelta y una zona con arena fina y por donde pasamos entre bloques, para llegar a una gran sala, donde con topo y brújula en mano intentamos orientarnos. Decidimos ir por un destrepe, que nos deja en la entrada, así que volvemos a la sala y continuamos por la senda que habíamos descartado en un principio. Tras varias zonas de arena y piedra suelta, llegamos a una sala donde hay algunas formaciones y parece que no hay continuación, pero mientras nos dedicamos a comer algo, Saray encuentra una gatera y al poco nos llama para que pasemos, ya que ha encontrado la zona bonita de la cavidad, donde podemos observar las helictitas.
9. Detalle de las helictitas (Picón).

10. Sima del Picón.

Damos un paseo por ellas, y regresamos sobre nuestros pasos, no sin antes fotografiarlas, para llegar al pozo de entrada, que desinstala Silvia, mientras el resto la esperamos bajo la lluvia. 

Una vez en los coches, y tras cambiarnos, volvemos a Arredondo, donde nos esperan los compañeros que ya han salido de explorar en Vallina. Los saludamos, y quedamos en ir todos juntos a cenar al conocido por todos restaurante Coventosa, donde Margari siempre nos atiende tan amablemente y ni que decir que no te puedes ir sin probar su cocido montañés. 
Tras una agradable cena nos despedimos, ya que al día siguiente nosotros marchamos para casa, no sin ganas de regresar en cuanto podamos a este maravilloso lugar. 

La noche se alarga con la tertulia, por lo que a la mañana siguiente no madrugamos, y salimos de regreso a casa un poco tarde. Durante el viaje no paramos de charlar y de preparar las próximas aventuras. 

Ha sido un puente rodeada de gente maravillosa y de buen rollo, y que espero repetir en breve. 

Fotos de Carolina, Israel y Sarai.