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sábado, 9 de noviembre de 2024

Espeleología en la Sierra de Aralar (Navarra)

 

Pagomariko Leizea.

 

El pasado fin de semana organizamos una salida los compañeros del Club Espeleológico Ocho del Mas de las Matas. El destino esta vez fue la Sierra de Aralar, concretamente en su vertiente navarra. Ismael, Miguel, David y Luis conformamos el equipo. Viernes visitamos Pagomariko Leizea. Esta se trata de una red que alcanza los 366 m. de desnivel y los 4.702 m. de desarrollo. Por tanto, es la quinta cavidad de la parte navarra del macizo por desnivel.

 

 

Equipo del CE8.

 

Desde el parking de Guardetxe tenemos una hora de acceso andando hasta la dolina donde se abre la boca de la sima. Un pozo de 56 m. da acceso a la cavidad. Tras él se remonta un resalte de unos 5 m. equipado con cuerda fija seguido de una rampa embarrada. Continuamos por una galería descendente, y en un lateral de esta una ventana nos deja asomarnos a un impresionante pozo de 100 m., que en esta ocasión no descenderemos. Por lo que continuamos hasta encontrarnos con otro pozo de 70 m., el cual descendemos. En su base un nuevo resalte y un paso estrecho nos llevan a la cabecera de un último pozo de 30 metros. Ojo porque en las fichas de instalación que llevábamos marcan que solo son necesarios 2 mosquetones para usar con 2 parabolts, pero realmente se necesita mucho más material. Nosotros utilizamos unos 7 u 8 mosquetones, 3 chapas de spit y un par de cintas; así como también una cuerda más larga, por lo menos un 60. Para el resto de los pozos también es aconsejable llevar chapas de spit y algún que otro mosquetón de más de los que marca la ficha. La equipación con químicos no es la mejor que se podía realizar en esta cavidad, por ello es mejor combinar con otros anclajes. En la base de la última vertical estamos ya en las galerías fósiles de la cavidad.

 

Inicio de la galería Hércules.

 

Nuestra intención es llegar a la cota de máxima profundidad posible sin utilizar material de espeleobuceo. Así que nos vamos en dirección a las galerías descubiertas en 1993. Primero avanzamos por la galería Hércules, sin descender al nivel inferior. Esta galería nos sorprende por su gran tamaño, pero que no es nada en comparación con la galería GAES por la que avanzaremos más adelante. Al final de la galería Hércules, que destaca por la gran cantidad de material clástico que en ella encontramos, llegamos al paso del bloque. Este paso es ancho y da acceso a un resalte descendente que puede ser delicado de subir a la vuelta. Continuamos por salas y tramos de galerías más bien tectónicas, aunque en algún momento podemos ver restos del meandro posteriormente colapsado. Mas adelante llegamos a una gatera de unos 50 m. Tras ella debemos buscar un pocete que desemboca en la galería GAES. Pero nosotros dimos muchas vueltas, e incluso avanzamos por conductos totalmente vírgenes, ya que no había huellas y además en algún caso tuvimos que retirar materiales para poder seguir avanzando. Pero finalmente volvimos al final de la larga gatera y alcanzamos la cabecera de un pozo de unos 8 m. y que no estaba instalado en fijo, a pesar de que así lo indicaba nuestra reseña. Este pozo realiza un péndulo para caer encima de un gran bloque y desde él alcanzar el suelo de la galería GAES.

 

 

Inicio de la galería GAES.

 

La galería GAES presenta un gran volumen. Nosotros continuamos rio abajo, dejando el ramal ascendente por visitar. Tras una zona muy ancha transitamos por un meandro estrecho y activo donde aparecen varios aportes que se juntan al activo. Mas adelante llegamos a un punto donde la galería por la que avanzábamos se junta con otra galería por la que discurre otro rio. En este punto de unión se forma una sala de tamaño colosal que nada tiene que envidiar a las grandes cavidades del Alto Asón. Continuamos algunos metros por el afluente ascendiendo por una galería que presenta una sección enorme. Pero pronto volvemos sobre nuestros pies, ya que nuestro objetivo es alcanzar el sifón.

 

 

Bello rincón en la gran sala formada donde se unen las dos galerías activas.

 

Continuamos por la citada sala destrepando y descendiendo entre grandes bloques. Ahora avanzaremos por una zona donde la galería es muy amplia y el desnivel muy acusado. Mas adelante encontraremos un aporte que llega por nuestra izquierda y que proviene de 2 bonitas cascadas de unos 5 metros. A partir de este punto la galería se vuelve más horizontal y el activo más visible ya no se oculta entre los bloques como en el tramo anterior. Esta zona alterna tramos más caóticos con grandes meandros más bien formados, pero las paredes y los bloques del suelo aparecen muy ennegrecidos, también aparecen algunos espeleotemas.



Zona activa de la galería GAES

 

Finalmente llegamos al sifón paralelo, donde realmente el activo se pierde entre bloques. Pero unos metros antes del sifón, una escalada que discurre sobre una colada nos lleva a una serie de galerías fósiles situadas en un nivel superior. Por una de estas galerías, según la topografía, volvemos a desembocar en el rio que se perdió en el sifón paralelo. Nosotros, primeramente, tomamos una galería meandriforme con flores y filamentos de yeso, pero esta termina súbitamente. La segunda galería que tomamos desciende por un laminador hasta desembocar en el techo de una galería por donde discurre el rio que buscábamos. Pero, para nuestra sorpresa este escarpe no está instalado y no llevamos cuerda, la ficha que llevábamos nos vuelve a jugar una mala pasada, ya que es imposible destrepar este pozo debido a la anchura que presenta en su parte inferior. Así que no podemos llegar al sifón ELICAR, deteniéndonos a escasos 100 m. de él.

 

 

En las cercanías del sifón paralelo.

 

Así que toca dar la vuelta y regresar hacia el exterior. En unas 4 horas estaremos los 4 amigos de nuevo en el exterior y con la gran alegría de conocer esta interesante cavidad. Para 3 de nosotros también significa haber superado nuestro récord de profundidad.

 

 

Galería superior fósil con espeleotemas yesíferos.

 

El sábado por la mañana aprovechamos para bajar a Huarte Arakil a comprar. De paso visitamos el santuario de San Miguel de Aralar y dimos un paseo por la zona subiendo al Monte Artxueta. Por la tarde nos acercamos a la localidad de Alli. En Alli se ubica la Sima Akelar, una cavidad sencilla, en la que no se necesita material de progresión vertical, pero con bellos espeleotemas y salas de gran tamaño.

 

 

David en la sima Akelar.

 

La gran entrada ha sido acondicionada y parcialmente tapada. Muy cerca de la boca principal existe una segunda entrada que accede en vertical y que se utilizaba como vertedero de residuos, por suerte hoy en día esta ha sido tapada para evitar su uso como basurero, aunque en el interior los residuos se amontonan dando una imagen deplorable.

 

 

Miguel en la sima Akelar.

 

Adentrándonos por la galería única que forma la cavidad vamos encontrando salas con las paredes, suelos y techos cubiertas por coladas, gours, estalagmitas, columnas y estalactitas. Existen rincones de gran belleza. En la zona final de la cueva hace aparición el barro, teniendo que superar una gatera con agua y barro que dará unos momentos de diversión a la visita. En definitiva, una bonita cavidad y de fácil acceso que nos sorprendió gratamente, aunque sería interesante retirar los residuos que existen bajo la boca de la sima.

 

 

Sala final de la sima Akelar.

 

El Domingo visitaremos la sima Malkorzuriko Leizea, la cual es de fácil y corta visita, pero muy espectacular. Invertiremos unas dos horas en encontrar la entrada, ya que los espeleólogos de la zona prefieren no dar las coordenadas para proteger la cavidad, razón que no compartimos pero que respetamos, con lo cual haremos lo mismo.

 

 

Gran sala en Malkorzuriko Leizea, al fondo se observa el pozo de entrada parcialmente iluminado por la luz exterior.

 

Un pozo de 32 metros, que cae en volado sobre una ancha sala y que me recuerda a la Sima de Campillo en Tous, da inicio a esta interesante visita. La luz que entra por la boca favorece que crezcan musgos y líquenes en sus inmediaciones, y las hojas de las hayas que caen por su boca tapizan la base del pozo de unos tonos rojizos, circunstancia curiosa en el subsuelo. Desde esta ancha sala parten varias ramificaciones de buen tamaño y adornadas con vistosos espeleotemas blancos, que en muchos casos toman dimensiones colosales. Intentamos avanzar siguiendo las huellas de nuestros antecesores para no mancillar los blancos suelos. Sabemos que el secretismo en cuanto a compartir la situación de la sima ayuda a que ahora nosotros podamos disfrutar de estos rincones blancos inmaculados.

 

 

Sala oeste con bonitos gours en el suelo.

 

Vamos a describir los distintos ramales visitados siempre tomando como referencia la base del pozo de entrada. En dirección oeste subimos para entrar por un paso de techo bajo a una sala con gours y demás espeleotemas todos blancos inmaculados. En dirección sur y descendiendo se abre una gran galería que más adelante queda cerrada por materiales clásticos entrados desde un nivel superior. En esta zona hay algún pequeño ramal. Hacia el este y en la parte alta de una inclinada rampa se abre una sala sin demasiado interés, aunque en un rincón vemos una chimenea y su zona inferior con la roca lavada que nos indica la circulación de agua meteórica.

 

 

Gran domo en la gran sala situada al noroeste.

 

Hacia el noreste, y por una amplia galería con el suelo cubierto por blanquecinos gours, llegaremos a la otra sala de grandes dimensiones. Esta sala es de enorme tamaño y en ella encontraremos grandes y bellos espeleotemas blanquecinos. Destacan en su extremo este oeste grandes domos o estalagmitas. En su zona central un lago poco profundo nos deleita, y hacia el este podemos ver grandes columnas y estalagmitas y el suelo cubierto por blancos gours. En definitiva, un caramelito de sima.

 

 

En el extremo este de la ultima sala disfrutamos de bellas estampas.

 

Aralar esconde grandes e interesantes cavidades, mucho menos conocidas que las de la zona del Alto Asón u otras zonas de la cornisa cantábrica, pero por ello mejor conservadas. Nos llevamos una grata sorpresa de estas cuevas y simas.

 

 

Boca de Malkorzuriko Leizea.