PUBLICACIONES

REVISTAS BERIG

ARTICULOS PUBLICADOS EN LA REVISTA GOTA A GOTA

lunes, 17 de junio de 2024

CUEVA DE LOS SAPOS (ALCUDÍA DE VEO)

La cueva de los Sapos fue localizada y explorada allá por el año 1987 por miembros del GESAP, quienes dedicaron varias jornadas a la desobstrucción de un paso en su zona final, pudiendo superarlo y explorando tras este unos 20 metros de recorrido. Un croquis y una pequeña descripción se recogieron en las memorias del grupo ese año presentadas a la Federación Valenciana de Espeleología, junto con la de otras  cavidades del Espadán. Mucho valor tiene para los espeleólogos esta información recogida hace casi cuatro décadas, y de igual modo que esta información esté accesible a todo el colectivo espeleológico, para poder ser consultada y perfeccionada.

Sapo en el interior de la cavidad.

Desde hace un par de años se intentó volver a localizar esta cavidad, y tras tres visitas a la zona se consiguió dar con ella el pasado diciembre, estando el paso desobstruido en 1987 tapado con piedras. En marzo se vuelve a visitar la cavidad, ensanchando este paso y reconociendo toda la cavidad. Finalmente, hace pocos días se ha visitado la cavidad junto con miembros del GESAP, quienes hace 37 años la exploraron por primera vez, con el objetivo de realizar su topografía. 

Boca superior de la cueva.

Su entrada se abre en el valle donde se ubica el despoblado de Jinquer, cabecera del río Veo, a 450 metros del Collado de cuatro caminos y en la base del pico de la Rápita. Uno de los motivos por los que nos costó localizar la cavidad décadas después fue por que ubicaban esta cueva en el término de Matet, estando realmente en el de Alcudía de Veo. 

La cavidad se desarrolla en una estrecha franja de dolomías del Muschelkalk de unos 150 metros de anchura y con un buzamiento hacia el norte que tiende a la verticalidad, que oscila entre 55 y 90º. Esta estrecha franja queda limitada por dos pequeñas barrancadas, la del sur transcurre por el contacto con el gran afloramiento de areniscas de la Rápita, y la barrancada del norte tiene su inicio en el collado de cuatro caminos. Sus dos bocas se abren en el margen derecho de esta segunda barrancada, a unos 3 metros de su cauce. En este punto donde se ubica la cueva, el barranco corta diagonalmente esta franja de dolomías, atravesando tras este un escalón o salto del mismo barranco, que supone el contacto entre las dolomías y un tramo de margas y argilitas. Este corto salto se aprecia bien desde una pronunciada curva de la pista, en el entorno de la fuente del Baladre.

Ubicación de la cueva sobre el mapa geológico. En líneas azules escorrentía superficial del barranco donde se abre la cavidad.

La Cueva de los Sapos presenta dos bocas, una principal, de 5 x 2 metros y otra 3 metros más abajo con 1,5 metros de diámetro y que da paso a un pozo de 4,2 metros. Accediendo por la boca superior, tras un corto escalón descendemos una inclinada rampa con un pequeño resalte alcanzando una zona más amplia que es la base de la boca inferior y que queda iluminada por la luz exterior. La galería continua en inclinada rampa, con una inclinación media de 35º. Tras 10 metros encontramos un resalte de 3 metros, con un gran depósito de cantos angulosos brechificados. Unos metros siguiendo la misma pendiente llegamos al paso desobstruido (cota -20 m.), que continua durante 6 metros con el techo bajo, alcanzando un espacio donde podemos volver a erguir el cuerpo. En este punto encontramos en un lateral otra acumulación de sedimentos similar a anterior y algunas pequeñas estalactitas en el techo. El conducto continua con la misma inclinación durante 10 metros, finalizando bruscamente en la cota -30,1 metros.

Tramo final de la cueva.



El recorrido real de la cueva es de 56 metros, 42  en planta y desnivel de -30,1 metros.

Resalte de 3 metros, con una potente capa de relleno sedimentario en la parte izquierda.

Se trata de una sola galería de carácter descendente con una inclinación general de 35º. Sus secciones son circulares o elípticas, con anchuras que oscilan entre 5 y 1,5 metros, y alturas entre 3 y 0,6 metros. Sus secciones freáticas, junto con su contexto geológico, nos indican una génesis como sumidero de la pequeña barrancada inmediata, de la que por cota esta 4 metros por debajo de la boca superior. Este conducto, con un recorrido lineal de 37 metros, transcurre perpendicular al buzamiento, es decir, dirección aproximada este-oeste, condicionada por esta franja de dolomías. 

Tramo más amplio que forma la base del pozo de 4,2 metros, debajo de la boca inferior.

Vista de las dos entradas de la cavidad.

Sobre los diferentes depósitos de sedimentos, llama la atención su composición casi exclusiva de materiales calcáreos, estando casi ausentes las areniscas, tan típicos de las cavidades del Espadán, que se ubican inmediatas a extensos afloramientos de arenisca. Además estos son cantos angulosos, no redondeados, de tamaño centimétrico. Este tipo de sedimento podría indicar que la cuenca de captación de la cavidad sería el afloramiento ubicado al norte, formado por dolomías, margas y yesos, y no el del sur, que forma toda la umbría de la Rápita. Asimismo, el emplazamiento de estos depósitos testigos indica una fase de relleno y otra de reactivación, con vaciado parcial. En comparación con otras cavidades del Espadán de tipo sumidero fósil, donde se pueden ubicar varias decenas de metros sobre el cauce de un barranco próximo, su elevación sobre el cauce de esta barrancada es casi nula. Podría tratarse de un paleokarst más "reciente".



Diferentes rellenos sedimentarios.

Emplazamiento de la cavidad sobre mapa topográfico, con los dos barrancos que rodean la franja dolomítica con estratificación muy inclinada


Otros aspectos curiosos sobre la cavidad hacen referencia a los vestigios humanos. En primer lugar el nombre de la cavidad es debido a que en las primeras exploraciones hallaron sapos en su boca, por lo que su topónimo tradicional, en caso de que tuviera, se desconoce. En estas primeras exploraciones se encontraron restos bélicos de la pasada Guerra Civil. Además a lo largo de todo su recorrido encontramos algunos muros de piedras, anteriores a las visitas de GESAP, incluso en la parte final de la cueva. A lo largo de la cueva, especialmente en la base del resalte de 3 metros y en su parte final encontramos algunas esferas de arenisca que están trabajadas manualmente, presentando un diámetro de unos 15 centímetros. Algunas tiene algunas pastes rotas. Concretamente hallamos dos en la cota -24 metros, por encima del depósito sedimentario que se encuentran recubiertas por una capa de concreción. Por su ubicación, alguien las trajo hasta allí. En cambio otras sería más probable que las tiraran desde la entrada.

Esferas de arenisca concrecionadas, en la cota -24 m.

Esfera de arenisca ubicada en la zona de la boca superior.

Desconocemos el uso de la cavidad por el ser humano, pero nos parece probable su relación con la minería, a pesar de no verse claramente marcas de picado ni extracción de roca. Inmediata a la boca inferior si encontramos una acumulación de piedras que parece que se deba a la extracción de piedras de la cueva. En diferentes prospecciones por la loma donde se ubica la cueva, se encontraron algunas catas, alguna de ellas con pequeñas manchas de minerales de azurita y malaquita. Parece una minería más antigua, al menos del siglo XIX por el tipo de marcas de picado. Las esferas de arenisca no creemos que estén relacionadas con estas posibles labores mineras. 

Pequeña cata ubicada 200 metros al este de la cueva, con distintos minerales.

En conclusión, nos encontramos ante una cavidad curiosa. Desde el punto de vista hidrológico, como sumidero fósil, presenta unas dimensiones con secciones de relativa importancia aunque el conducto sea corto. Su emplazamiento, al igual que otras muchas cavidades del Espadán resulta una tónica habitual, aunque sus sedimentos resultan algo peculiares, señalando una zona de captación diferente a lo habitual. Más intriga nos tienen sus esferas de arenisca, cuestión todavía por resolver, al igual que las prospecciones mineras por la zona. 

Agradezco a Paco Muñoz sus anotaciones y recuerdos narrados sobre los trabajos en la cavidad en 1987, que pese al tiempo acontecido, las considero de gran valor. Asimismo a algunas de las las fotografías, cedidas por Paco Mas.