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viernes, 19 de abril de 2019

Karst de Valsalobre y sumidero de Mata asnos



Sima Diana: P-29 en la sala grande.

El fin de semana del 13 y 14 de abril visitamos nuevamente la zona kárstica del bosque de Valsalobre, a caballo entre las provincias de Cuenca y Guadalajara. El grupo estaba compuesto por Sergio, Israel, Zoraida, Gilabert y Luis, del Espeleo Club Castelló
Primero bajamos a la sima C-2, recientemente re-equipada con anclajes químicos. Esta cavidad fue explorada por el grupo Comando de Valencia en el año 1982. Después se perdió su localización y hasta el pasado año no se volvió a localizar.

 
Sergio inicia la instalación de la sima C-2.

La sima se inicia con un pozo de 36 m. abierto a favor de una fractura, estrecho y muy fraccionado. En su base se abre una pequeña sala en rampa. La rampa da paso a una estrechez que constituye la cabecera del segundo pozo, de 8 m. de desnivel. Toda esta primera zona presenta las paredes tapizadas de barro y también encontramos gran cantidad de restos de materia vegetal que ha caído por su boca.

 
Sima C-2: base del segundo pozo.

El segundo pozo, formado por disolución, forma en su base una bonita sala circular con una cúpula en su parte alta. En un extremo de la sala, y por un paso estrecho, se accede al pozo Boca Negra, de 60 m. Esta vertical, de grandes dimensiones, es lo más notable de la cavidad. El descenso y ascenso del pozo es espectacular. En el pozo se aprecia la fractura sobre la que se ha formado. En su base existe una ancha sala cubierta por materiales clásticos y asentada sobre la fractura. Por el extremo norte de la sala parte un pozo de 8 m. que nos deja en la cota de -118 m. Desde este punto por una estrecha fractura impenetrable, y de unos 2 m. de longitud, al lanzar una piedra esta se escucha caer en una zona vertical más ancha. De ello se deduce que detrás de la estrechez existe un pozo de unos 15 o 20 como mínimo. Por lo tanto sería muy interesante realizar una desobstrucción en este punto.

 
Sima C-2: pozo Boca Negra (P-60).

Tras salir de la cavidad fuimos a comer y por la tarde descendimos a la Sima Diana. La sima posee 2 bocas que se encuentran muy cercanas. Las dos salvan un pocete de 4 o 5 m. que va a parar a una rampa que se va ensanchando formando una sala amplia en forma de embudo y con una fractura en el centro donde se abre un pozo de 14 m.

 
Foto de grupo a la salida de la sima C-2.

En la base del P.14 podemos avanzar por una fractura en ambas direcciones. Hacia el sureste parte una estrecha galería excavada a favor de la fractura que forma la cavidad, con mucho recorrido y muchas formaciones. Hacia el noroeste continúa una galería más ancha que supera una rampa y un resalte hasta llegar a la cabecera de un pozo de 29 m. Existe un pasamanos para flanquean el P.29 y continuar por la galería principal. Esta galería continúa unas decenas de metros hasta finalizar en un pozo de 23 m.

 
Sima Diana: rampa tras el P-5 de entrada.

El descenso de este pozo es un disfrute para la vista, ya que presenta las paredes cubiertas por bonitas coladas negras y blancas. Realmente son dos pozos distintos, ya que a su mitad existe una sala muy decorada donde hacemos pie.
En la base del P.23 parte en dirección sureste una ancha galería que alcanza una gran sala. La formación de esta sala se debe a la fractura que ha generado toda la cavidad, junto con la estratificación que juega un papel primordial, tal como podemos ver en su techo. La vía del P.29 también alcanza la gran sala, descendiendo este junto a su pared norte. Esta pared esta decorada con vistosas coladas de coloración amarillenta.

 
Sima Diana: sala grande.

El suelo de la sala está ocupado por gran cantidad de bloques desprendidos del techo. El techo se sitúa a gran altura. Por un extremo de la sala todavía parte una galería con un fuerte buzamiento que nos lleva a un pozo de 7 m. que da acceso a la sala final, de características similares a la anterior pero con unas dimensiones más modestas. Entre unos bloques al fondo de la sala se sitúa la cota de máxima profundidad de la sima a -68 m.

 
Sima Diana: bajando el pozo que da acceso a la última sala.

El domingo nos quedamos solo Zoraida, Gila y Luis; y visitamos el sumidero de Mata asnos, en Beteta. Esta cavidad es el desagüe natural del barranco de Mata asnos, normalmente seco. Pero nosotros tuvimos la fortuna de encontrarlo activo y por tanto la cavidad a media carga, podríamos decir. Así que no dudamos en entrar, ya que la cavidad se puede visitar en carga, ya que posee instalaciones para ello. El hecho de encontrar los pozos activos da un toque grandioso a la cavidad, ya que en seco esta permanece dormida y en silencio absoluto, pero con agua las cascadas rugen y levantan un fuerte viento que nos descubre la cara más fiera del sumidero.

 
Entrada al sumidero de Mata asnos en carga.

El bello atrio de entrada da paso al primer pozo de 23 m., y que forma dos saltos de agua consecutivos. Para su descenso se instala un pasamanos seguido de un interesante péndulo para salvar la caída del agua. En la base del pozo el sonido de la cascada lo invade todo. Continuamos por el lecho del río superando un paso entre grandes troncos arrastrado por la virulencia del agua en algunos episodios de grandes crecidas. Tras esto el techo baja y superamos un paso donde el agua nos moja el estomago o incluso el pecho, pero no nos detenemos y continuamos adelante.

 
Bajo el pozo de 10 m., en un lugar maravilloso.

Ahora el río corre por un cómodo meandro, pero pronto comienza a encañonarse formando badinas profundas, que para supéralas exigen practicar la oposición. En algunos tramos el activo nos deja, para aparecer más adelante, pero las badinas de aguas profundas siguen haciendo su aparición. También en algún tramo podemos andar por el lecho de la galería, ya que el agua apenas cubre. Tras muchos metros de bello meandro esculpido por la fuerza del agua y tantos pasos en oposición alcanzamos los pasamanos: dos tramos atléticos que salvan unas profundas badinas.

 
Pozo de 5 m. con su cascada.

A continuación llegamos a una serie de verticales, esta vez ambientados con el rugido de sendas cascadas. Descendemos los dos primeros de 10 y 5 metros, y damos media vuelta antes de alcanzar la cabecera del tercero y último P-20. El frio es patente. Así pues, sin neopreno y mojados hasta prácticamente el pecho, volvemos sobre nuestros pasos volviendo a supera los mismos obstáculos. Tras algo más de 4 horas y media volvemos a estar en la entrada del sumidero de Mata asnos superando de nuevo el pasamanos de acceso. Por el camino muchas experiencias vividas, muchos sentimientos, mucho goce, mucha emoción… y una experiencia que nadie de los tres olvidaremos.

 
Cascada en el pozo de entrada del sumidero de Mata asnos.