Pagomariko Leizea.
El pasado fin de semana organizamos una salida los
compañeros del Club Espeleológico Ocho del Mas de las Matas. El destino esta
vez fue la Sierra de Aralar, concretamente en su vertiente navarra. Ismael,
Miguel, David y Luis conformamos el equipo. Viernes visitamos Pagomariko Leizea.
Esta se trata de una red que alcanza los 366 m. de desnivel y los 4.702 m. de
desarrollo. Por tanto, es la quinta cavidad de la parte navarra del macizo por
desnivel.
Equipo del CE8.
Desde el parking de Guardetxe tenemos una hora de
acceso andando hasta la dolina donde se abre la boca de la sima. Un pozo de 56
m. da acceso a la cavidad. Tras él se remonta un resalte de unos 5 m. equipado
con cuerda fija seguido de una rampa embarrada. Continuamos por una galería
descendente, y en un lateral de esta una ventana nos deja asomarnos a un impresionante
pozo de 100 m., que en esta ocasión no descenderemos. Por lo que continuamos
hasta encontrarnos con otro pozo de 70 m., el cual descendemos. En su base un
nuevo resalte y un paso estrecho nos llevan a la cabecera de un último pozo de
30 metros. Ojo porque en las fichas de instalación que llevábamos marcan que
solo son necesarios 2 mosquetones para usar con 2 parabolts, pero realmente se
necesita mucho más material. Nosotros utilizamos unos 7 u 8 mosquetones, 3
chapas de spit y un par de cintas; así como también una cuerda más larga, por
lo menos un 60. Para el resto de los pozos también es aconsejable llevar chapas
de spit y algún que otro mosquetón de más de los que marca la ficha. La
equipación con químicos no es la mejor que se podía realizar en esta cavidad,
por ello es mejor combinar con otros anclajes. En la base de la última vertical
estamos ya en las galerías fósiles de la cavidad.
Inicio de la galería Hércules.
Nuestra intención es llegar a la cota de máxima
profundidad posible sin utilizar material de espeleobuceo. Así que nos vamos en
dirección a las galerías descubiertas en 1993. Primero avanzamos por la galería
Hércules, sin descender al nivel inferior. Esta galería nos sorprende por su
gran tamaño, pero que no es nada en comparación con la galería GAES por la que
avanzaremos más adelante. Al final de la galería Hércules, que destaca por la
gran cantidad de material clástico que en ella encontramos, llegamos al paso
del bloque. Este paso es ancho y da acceso a un resalte descendente que puede
ser delicado de subir a la vuelta. Continuamos por salas y tramos de galerías más
bien tectónicas, aunque en algún momento podemos ver restos del meandro
posteriormente colapsado. Mas adelante llegamos a una gatera de unos 50 m. Tras
ella debemos buscar un pocete que desemboca en la galería GAES. Pero nosotros
dimos muchas vueltas, e incluso avanzamos por conductos totalmente vírgenes, ya
que no había huellas y además en algún caso tuvimos que retirar materiales para
poder seguir avanzando. Pero finalmente volvimos al final de la larga gatera y
alcanzamos la cabecera de un pozo de unos 8 m. y que no estaba instalado en
fijo, a pesar de que así lo indicaba nuestra reseña. Este pozo realiza un péndulo
para caer encima de un gran bloque y desde él alcanzar el suelo de la galería
GAES.
Inicio de la galería GAES.
La galería GAES presenta un gran volumen. Nosotros
continuamos rio abajo, dejando el ramal ascendente por visitar. Tras una zona
muy ancha transitamos por un meandro estrecho y activo donde aparecen varios
aportes que se juntan al activo. Mas adelante llegamos a un punto donde la galería
por la que avanzábamos se junta con otra galería por la que discurre otro rio.
En este punto de unión se forma una sala de tamaño colosal que nada tiene que
envidiar a las grandes cavidades del Alto Asón. Continuamos algunos metros por
el afluente ascendiendo por una galería que presenta una sección enorme. Pero
pronto volvemos sobre nuestros pies, ya que nuestro objetivo es alcanzar el
sifón.
Bello rincón en la gran sala formada donde se unen
las dos galerías activas.
Continuamos por la citada sala destrepando y descendiendo entre grandes bloques. Ahora avanzaremos por una zona donde la galería es muy amplia y el desnivel muy acusado. Mas adelante encontraremos un aporte que llega por nuestra izquierda y que proviene de 2 bonitas cascadas de unos 5 metros. A partir de este punto la galería se vuelve más horizontal y el activo más visible ya no se oculta entre los bloques como en el tramo anterior. Esta zona alterna tramos más caóticos con grandes meandros más bien formados, pero las paredes y los bloques del suelo aparecen muy ennegrecidos, también aparecen algunos espeleotemas.
Zona activa de la galería GAES
Finalmente llegamos al sifón paralelo, donde
realmente el activo se pierde entre bloques. Pero unos metros antes del sifón,
una escalada que discurre sobre una colada nos lleva a una serie de galerías fósiles
situadas en un nivel superior. Por una de estas galerías, según la topografía,
volvemos a desembocar en el rio que se perdió en el sifón paralelo. Nosotros, primeramente,
tomamos una galería meandriforme con flores y filamentos de yeso, pero esta
termina súbitamente. La segunda galería que tomamos desciende por un laminador
hasta desembocar en el techo de una galería por donde discurre el rio que buscábamos.
Pero, para nuestra sorpresa este escarpe no está instalado y no llevamos
cuerda, la ficha que llevábamos nos vuelve a jugar una mala pasada, ya que es
imposible destrepar este pozo debido a la anchura que presenta en su parte
inferior. Así que no podemos llegar al sifón ELICAR, deteniéndonos a escasos
100 m. de él.
En las cercanías del sifón paralelo.
Así que toca dar la vuelta y regresar hacia el
exterior. En unas 4 horas estaremos los 4 amigos de nuevo en el exterior y con
la gran alegría de conocer esta interesante cavidad. Para 3 de nosotros también
significa haber superado nuestro récord de profundidad.
Galería superior fósil con espeleotemas yesíferos.
El sábado por la mañana aprovechamos para bajar a
Huarte Arakil a comprar. De paso visitamos el santuario de San Miguel de Aralar
y dimos un paseo por la zona subiendo al Monte Artxueta. Por la tarde nos
acercamos a la localidad de Alli. En Alli se ubica la Sima Akelar, una cavidad
sencilla, en la que no se necesita material de progresión vertical, pero con
bellos espeleotemas y salas de gran tamaño.
David en la sima Akelar.
La gran entrada ha sido acondicionada y
parcialmente tapada. Muy cerca de la boca principal existe una segunda entrada
que accede en vertical y que se utilizaba como vertedero de residuos, por
suerte hoy en día esta ha sido tapada para evitar su uso como basurero, aunque
en el interior los residuos se amontonan dando una imagen deplorable.
Miguel en la sima Akelar.
Adentrándonos por la galería única que forma la
cavidad vamos encontrando salas con las paredes, suelos y techos cubiertas por
coladas, gours, estalagmitas, columnas y estalactitas. Existen rincones de gran
belleza. En la zona final de la cueva hace aparición el barro, teniendo que
superar una gatera con agua y barro que dará unos momentos de diversión a la
visita. En definitiva, una bonita cavidad y de fácil acceso que nos sorprendió
gratamente, aunque sería interesante retirar los residuos que existen bajo la
boca de la sima.
Sala final de la sima Akelar.
El Domingo visitaremos la sima Malkorzuriko
Leizea, la cual es de fácil y corta visita, pero muy espectacular. Invertiremos
unas dos horas en encontrar la entrada, ya que los espeleólogos de la zona
prefieren no dar las coordenadas para proteger la cavidad, razón que no
compartimos pero que respetamos, con lo cual haremos lo mismo.
Gran sala en Malkorzuriko Leizea, al fondo se
observa el pozo de entrada parcialmente iluminado por la luz exterior.
Un pozo de 32 metros, que cae en volado sobre una
ancha sala y que me recuerda a la Sima de Campillo en Tous, da inicio a esta interesante
visita. La luz que entra por la boca favorece que crezcan musgos y líquenes en
sus inmediaciones, y las hojas de las hayas que caen por su boca tapizan la
base del pozo de unos tonos rojizos, circunstancia curiosa en el subsuelo. Desde
esta ancha sala parten varias ramificaciones de buen tamaño y adornadas con
vistosos espeleotemas blancos, que en muchos casos toman dimensiones colosales.
Intentamos avanzar siguiendo las huellas de nuestros antecesores para no
mancillar los blancos suelos. Sabemos que el secretismo en cuanto a compartir
la situación de la sima ayuda a que ahora nosotros podamos disfrutar de estos
rincones blancos inmaculados.
Sala oeste con bonitos gours en el suelo.
Vamos a describir los distintos ramales visitados
siempre tomando como referencia la base del pozo de entrada. En dirección oeste
subimos para entrar por un paso de techo bajo a una sala con gours y demás
espeleotemas todos blancos inmaculados. En dirección sur y descendiendo se abre
una gran galería que más adelante queda cerrada por materiales clásticos
entrados desde un nivel superior. En esta zona hay algún pequeño ramal. Hacia
el este y en la parte alta de una inclinada rampa se abre una sala sin
demasiado interés, aunque en un rincón vemos una chimenea y su zona inferior
con la roca lavada que nos indica la circulación de agua meteórica.
Gran domo en la gran sala situada al noroeste.
Hacia el noreste, y por una amplia galería con el
suelo cubierto por blanquecinos gours, llegaremos a la otra sala de grandes
dimensiones. Esta sala es de enorme tamaño y en ella encontraremos grandes y
bellos espeleotemas blanquecinos. Destacan en su extremo este oeste grandes
domos o estalagmitas. En su zona central un lago poco profundo nos deleita, y
hacia el este podemos ver grandes columnas y estalagmitas y el suelo cubierto
por blancos gours. En definitiva, un caramelito de sima.
En el extremo este de la ultima sala disfrutamos
de bellas estampas.
Aralar esconde grandes e interesantes cavidades,
mucho menos conocidas que las de la zona del Alto Asón u otras zonas de la
cornisa cantábrica, pero por ello mejor conservadas. Nos llevamos una grata
sorpresa de estas cuevas y simas.
Boca de Malkorzuriko Leizea.