Colector del Goufree Lonne Peyret: Cascada en la sala Styx.
El Goufree Lonne Peyret es una cavidad mítica, con una larga historia de exploración por parte de los pioneros de nuestra disciplina. Aquí pereció el gran Félix Ruiz de Arcaute, pero esta cavidad también le dio muchos momentos de gloria, tanto a Félix como a muchos de sus exploradores. Ahora, 54 años después de este trágico suceso, es todo un clásico en los pirineos. Y no es para menos, porque es el acceso a uno de los grandes colectores del macizo de la Pierre Saint Martín.
Boca de la cavidad.
Por invitación de los amigos de Espemo, tuve la suerte de poder visitar la cavidad este verano. El equipo estaba formado por 7 espeleologos: Gila, Felip, Carlos, David, Abel, Joel y Luis. Teníamos que instalar la cavidad y dejarla montada para otros grupos que tenían que entrar durante la semana. La boca por la que entraríamos es la GL-102, que se sitúa a la cota de -93 m. respecto a la boca mas elevada del sistema, que es la AP-260. La red posee varias bocas, siendo su desarrollo de 24.391 m. y su profundidad total de -807 m. Se trata de una de las principales redes subterráneas que drenan en gran macizo de Larra – La Pierre Saint-Martin.
Equipo de Lonne Peyret.
Durante la corta aproximación comenzó a llover y mientras íbamos entrando, los que esperábamos nos íbamos calando con la lluvia. Así fuimos instalando los pozos de entrada, que vienen a ser unos 390 m. de desnivel. Los primeros pozos presentaban goteo por las lluvias caídas durante la noche. El primer tramo de la sima lo instalo David, luego le tomo el relevo Joel, a continuación Carlos y Luis termino de instalar los últimos pozos. En unas 3 horas estábamos todos en la base de los pozos, donde conectamos con el colector de Lonne Peyret.
Pozo de 50 m. de entrada
Tras pegar un bocado tomamos la galería activa rio abajo, ya que nuestro objetivo es alcanzar la sala Styx, máxima profundidad de la cavidad y lugar por donde se pierde el caudal que discurre por este importante colector. Tras un tramo junto al activo, enseguida tenemos que dejarlo y avanzar por un nivel superior por una zona ocupada por grandes acumulaciones de bloques de gran tamaño. Esto será un continuo en nuestro avance por la cavidad, donde se alternan zonas donde avanzamos junto al rio y otras donde progresamos por galerías fósiles de gran sección ocupadas por grandes clastos y donde hay que buscar los pasos claves. El continuo ascenso y descenso de grandes bloqueras será la tónica en muchos momentos de la jornada.
Pasamos por grandes salas, algunas decoradas por bellos espeleotemas, buscando los reflectantes y los hitos que van marcando el mejor camino para nuestro avance, pero en muchos lugares la intuición sera la que nos marque el camino, ya que hay zonas donde no hay marcas que nos orienten.
Inicio de las galerías horizontales, en una zona activa.
Mas adelante llegamos a la cascada de 7 metros, que con el gran caudal que lleva el activo forma una escena impresionante. Tras unas 3 horas mas de avance desde que partimos desde la base de los pozos, llegamos al embarcadero. Aquí es donde se inicia la parte acuática de la cavidad, por tanto nos tenemos que poner los neoprenos e hinchar los flotadores. Aquí el grupo se divide y unos entramos al agua mientras otros dan medía vuelta habiendo disfrutado de un buen tramo de colector y de montañas de bloques. Decir que los flotadores no nos valen de mucho, ya que enseguida se nos pinchan dos de los tres que llevamos, pero es que no es de muy gran ayuda para el avance por estas galerías, ya que en la mayor parte de los lagos podemos avanzar caminando.
David descendiendo la cascada de 7 m.
El embarcadero es el inicio de la primera de las varias zonas acuáticas. Porque desde aquí hasta la sala Styx, que es el punto terminal de la cavidad, se suceden varias zonas donde avanzamos por el agua, algunas incluso a nado, con otras donde avanzamos por galerías fósiles situadas en un nivel superior y donde los grandes clastos abundan y la orientación no nos puede fallar, ya que no todos los pasos están balizados ni son para nada evidentes. Con está dinámica llegamos a los rápidos, sin duda alguna el sector mas especial y espectacular de la cavidad. Solo por este tramo de río vale la pena el palizón. En activo, con un caudal desmesurado, circula sobre unos estratos inclinados de areniscas con una pendiente tal que nos permite avanzan andando, pero suficiente para que el agua tome velocidad y levante una cortina de blanca espuma a su paso. Este lugar expira grandeza, la furia de la naturaleza a 650 m. de profundidad. Inolvidable momento!
Los rápidos, sin duda alguna el lugar mas fascinante de la cavidad.
Tras este tramo de éxtasis vienen más zonas caóticas donde tendremos que remontar y descender caos de bloques e ir buscando el camino entre en caos. Subimos a niveles superiores para luego descender de nuevo, pasamos pasos estrechos que nos llevan a enormes galerías, volvemos a meternos en el río y nos toca nadar en algún lago que este forma.
Las zonas acuáticas se alternan con zona secas.
Ya cuando alguno de nosotros se planteaba poner una hora para dar media vuelta, infundí motivación al grupo para alcanzar la sala final. Y así, a los escasos 5 minutos alcanzamos la preciada Sala Styx, donde el activo se precipita por una asombrosa cascada y acto seguido desaparece por entre los grandes bloques y clastos impidiendo en tan ansiado paso a los espeleologos, que como hormigas caminamos por está enorme cavidad situada a 800 m. de profundidad. Una cota medida desde la boca mas elevada del sistema, ya que nosotros entramos en la cota de -93 m.
Foto de grupo en la sala Styx.
Foto de rigor maravillados por la enorme sala y a deshacer nuestros pasos. Unas 3 horas hemos invertido desde el embarcadero hasta aquí. En total han sido 10 horas de descenso, contando una para comer y ponerse los neoprenos. El ascenso será más rápido que el descenso, aunque parezca inverosímil. Vamos deshaciendo el camino, ahora los pasos los vamos encontrando con mayor facilidad y las ganas por quitarnos los neoprenos y cenar nos hacen apresurar el paso. Volvemos a pasar por los espectaculares rápidos. En algún punto la memoria nos falla y damos vueltas y vueltas hasta encontrar el paso clave. Así, llegamos al embarcadero donde nos quitamos los neoprenos, nos ponemos la ropa seca y cenamos.
Zona cercana a la sala Styx.
Esta primera parte la deshacemos con bastante soltura, no así la segunda, donde a alguno de nosotros nos comienza a hacer mella el esfuerzo. Pero la inercia del grupo nos empuja a seguir con paso firme hasta alcanzar la base de los pozos. Solo restan 390 m. verticales para volver a la corteza terrestre. Para algunos de nosotros parece que no se acaben nunca. En cansancio acumulado, las horas de la noche en las que el cuerpo está acostumbrado al descanso, el frío y la humedad de toda la jornada ...
La corriente del activo crea un ambiente fabuloso.
Pero por fin, tras, 18 horas y media después de entrar en el Goufree Lonne Peyret, sale el último de nosotros por la boca en medio de un basto lapiaz decorado con un mar de estrellas. Un final bello. Pero para dos de nosotros todavía no ha terminado la actividad, pues una desorientación nos hace tirarnos mas de 1 horas dando vueltas lapiaz arriba y lapiaz abajo hasta por fin localizar la carretera y acto seguido nuestros vehículos. Pero aún nos quedará capear a un mastín con cara de pocos amigos que custodia nuestra furgoneta.
Avanzando por zonas inundadas.
En definitiva una cavidad digna de visita, deslumbrante, que nos dejó sin palabras y sin aliento. Y una gran compañía para vivir esta gran experiencia.