Cueva
de Esjamundo.
El último fin de
semana de agosto nos juntamos con nuestr@s amig@s mañ@s y visitamos esta conocida
cavidad del valle de Canfranc. Lydie, Marisa, Layla, Jose, Mariano y Luis
quedamos temprano para desayunar y escondernos bajo tierra, para estar más
fresquitos y huir del calor que hacía en el exterior. Se trata de una cueva con
un desarrollo de 2.680 m. según la topografía más reciente y completa realizada
por el CEA (Centro Espeleológico de Aragón). La cavidad continua en
exploración, de hecho, vimos algunas desobstrucciones realizadas en los últimos
meses.
Las tres reinas de Esjamundo.
Esta cavidad,
que constituye una surgencia fósil del sistema Lecherines, es de amplias
dimensiones. Aunque en nuestra visita estaba muy seca, en episodios de grandes
lluvias o deshielo varias galerías de la cueva se inundan y participan del
drenaje subterráneo de este gran macizo del Aspe. Incluso en ocasiones muy
puntuales la cavidad llega a funcionar como surgencia. Es por tanto una cavidad
de gran interés hidrológico, como también estético. Además, la cavidad se suele
utilizar como cueva-escuela por su gran vistosidad y sus fáciles y cortos
obstáculos verticales que se nos presentan en forma de pozos o chimeneas.
La galería de los gours es amplia.
Layla
con unas vistosas cortinas.
Mariano y Jose,
bien conocedores de cada rincón de la gruta, nos hacen de guías y nos van
explicando pequeñas anécdotas en torno a la cavidad. La primera galería (galería
de los lagos) ya nos sorprende por sus amplias dimensiones, aunque con la
sequía que estamos padeciendo este verano los lagos están hoy ausentes. También
visitamos la corta pero concrecionada galería Alsacia Lorena, que está protegida
por una divertida gatera.
Lydie
superando el pasamanos de la badina.
Cerca del final
de la galería de los lagos tomaremos un conducto de más modestas dimensiones a
la derecha: la galería de la “L”. Aquí primero descendemos un resalte de 6
provisto de cuerda y más adelante superamos un pasamanos montando por encima de
una badina para no mojarnos. Continuamos remontando una escalada de 11 m.
equipada en fijo, la cual nos deja en la parte posiblemente más bonita de la
cueva, pues aquí destacan los grandes y bellos espeleotemas.
Preciosas banderas arriba de la E-11.
El
inicio de la galería S. Lorenzo es espectacular.
Después de pasar algún ratito echando fotos y posando para ellas, proseguimos por la cómoda galería S. Lorenzo que esta adornada por todo tipo de formaciones calcáreas. Esta galería desemboca en un pozo escalonado de 17 m. Bajo el pozo se suele formar un sifón que impide el paso al resto de la red, pero en esta ocasión estaba más seco que la mojama.
Tras
la zona sifonante aparecen bellos gours.
Tras el paso
sifonante salimos a una ancha galería adornada por preciosos gours llenos de
agua. Aquí pegamos un bocado, mientras algún compañero prefería practicar el
ayuno. Al seguir con la visita avanzamos por la galería daltónica, una galería
que pasa a ser activa en episodios de crecidas, tal como nos muestra su
morfología. Las concreciones aparecen lavadas y corrosionadas por efecto de
estas súbitas inundaciones, el suelo pulido y sin restos de sedimento, y los
golpes de gubia salpican las paredes. Es una bonita galería, de buen tamaño, si
bien no tanto como las precedentes.
Galería
Daltonica.
La galería
finaliza en un pasamanos sobre un amplio desfondado que lleva al sifón terminal
de Esjamundo. En condiciones normales dos pozos que 17 y 19 m. nos separaran
del sifón. Nosotros avanzamos por el pasamanos para acceder a un conducto más
modesto, con arena en el suelo y fósiles de erizos, esponjas y otros moluscos
marinos en el techo y paredes: la galería del Chasco. Este conducto nos deja de
nuevo en mitad de la galería daltónica cerrando así una pequeña circular.
Bandera
sobre la E-11.
En definitiva,
una cavidad bonita, fácil y muy representativa de las surgencias fósiles
pirenaicas. Además, con muy buena compañía. Pronto repetiremos con l@s
mañ@s.
El
grupo en la zona de los Gours.