miércoles, 30 de noviembre de 2016

CUEVA DE ROCA (ORIHUELA, ALICANTE)

El pasado mes de enero visitamos y posteriormente topografiamos la Cueva de Roca, una cavidad alicantina que destaca por sus antiguas referencias en el ámbito arqueológico, que se remontan al siglo XIX. La topografía de la Cueva de Roca realizada en el año 1872 por Santiago Moreno Tovillas, es el primer plano conocido del resultado de excavaciones arqueológicas en la Comunidad Valenciana. De su interior se realizaron a lo largo del siglo XIX dos importantes excavaciones, vaciando todo el sedimento que rellenaba la fractura que constituye la cavidad. Estas capas suponen un relleno de casi 4 metros, encontrándonos en la actualidad cuando visitamos la cueva en la base de la mencionada fractura. Recibe su nombre por el apellido del propietario del terreno. Roca es un apellido frecuente en la zona.
Topografia de 1872.
La cavidad esta ubicada en el extremo norte de la sierra de Orihuela, en el piedemonte y a escasos 50 metros sobre el llano por el que transcurre el río Segura. Su emplazamiento le concede unas vistas privilegiadas de la zona llana, quedando enfrente de ella y a escasos kilómetros la sierra de Callosa. La boca es visible desde la carretera que pasa por debajo, pero solamente en un punto concreto, debido a su pequeño tamaño y a su orientación. La boca presenta unas dimensiones de 0,9 metros de anchura por 1,1 de altura, encontrándose en una inclinada ladera de 53º de inclinación, por lo que hay realizar una corta trepada para alcanzarla.
Desde el pequeño rellano de la boca podemos avanzar 1,6 metros en rampa hasta encontrar un resalte de 4 metros, que supone ser todo el sedimento retirado en las excavaciones arqueológicas, si lo comparamos con la topografía de 1872. Desde la base del resalte, en dirección a la boca (suroeste) encontramos un pequeño escalón de 1,3 metros que alcanza un tramo de fractura que finaliza a los 3,8 metros. Por el noreste la fractura presenta unas mayores dimensiones, con anchuras que oscilan entre 0,8 y 1,2 metros y alturas de entre 3 y 4 metros. Durante 7 metros la fractura muestra algunas reconstrucciones parietales y alguna estalagmita, hasta llegar a la base de un resalte de 4 metros. Todo este volumen es el que se vació durante la excavación. Arriba del resalte mediante una ventana de 1 x 0,5 metros accedemos a otra zona de la cueva que no se muestra en la topografía de Santiago Moreno Tovillas. A este paso le sigue un resalte descendente de 3,3 metros seguido de una corta rampa. A los 3 metros y tras una zona de techo bajo se llega a un corto resalte de 1,8 metros que a mitad de descenso encuentra un pequeño rellano de 2 metros, de techo bajo pero con algunas delicadas excéntricas y coladas. Si seguimos descendiendo el resalte este finaliza en una rampa que se estrecha progresivamente, alcanzando la cota de - 9 metros con respecto al nivel de la boca.


En el interior de la cavidad se localizan en algunos puntos marcas de barrenos de explosiones realizadas en su interior, que suponemos son posteriores a las excavaciones del siglo XIX. En esta pequeña cavidad y como se observa en las secciones de la topografía, se encuentran cúpulas u formas redondeadas en el techo. Estas parecen ser producto de corrosiones térmicas, más que de una actividad hídrica, pues esta corrosión en las zonas interiores se nota que ha corroído algunas concreciones y coladas.