sábado, 17 de octubre de 2020

EXPLORACIÓN EN EL POZO DE LA CHELERA (MACIZO DE BERNERA)

 Durante el verano de 2020 no ha sido posible organizarnos para realizar una Campaña de exploración en el macizo de Bernera, concretamente en el Sistema de la Penya del Meyodia, como realizábamos en veranos anteriores. Esta entrada veraniega al segundo vivac del sistema, donde se exploraban las puntas más alejadas, este año se ha sustituido por diferentes entradas otoñales a otras cavidades del macizo u otras zonas del sistema diferentes. Una de estas exploraciones tuvo lugar los pasados días 9 y 10 de octubre, donde se continuó en la exploración del Pozo de la Chelera, en el sector de Napazal. Esta cavidad fue explorada por el GSP de Montpellier en la década de 1970 y posteriormente por la SIE en 1990. Por nuestra parte, en colaboración la la SIE de Barcelona, se revisó la cavidad en octubre de 2017 encontrando una continuación (ver visita del 6 de octubre de 2018). En sucesivas entradas se van explorando nuevos ramales, hasta octubre de 2018, donde tras superar una estrechez selectiva se descubre el riu del Bateig y se alcanza la cota -133 metros, alcanzando un recorrido total de 630 metros. Desde esta visita no se había vuelto para continuar la exploración, pues se trata una cavidad que queda la mayor parte del año tapada con nieve y hielo. Normalmente es entre agosto y octubre cuando los bajos niveles de nieve permiten acceder. A esta dificultad, hay que añadirle los numerosos pasos estrechos, las fuertes corrientes aire, los pozos regados y su temperatura interior de entre 3 y 4 grados.

Boca del Pozo de la Chelera 

El viernes 9 de octubre accedemos a la cavidad desde el refugio de la Cueva, llegando a su boca sobre las 11:30, tras 1 hora y 5 minutos de marcha. Se instalan los pozos de entrada comprobando que los niveles de hielo se encuentran muy bajos, los más bajos vistos por nosotros en la cavidad. En el pozo inicial esta disminución estará entre los 5 y 8 metros, mientras que en la rampa final de hielo ubicada a -70 metros, habrá retrocedido unos 3 metros. Tras atravesar su meandro interior descendemos los pozos interiores por los que desciende agua. Una vez llegados al "pas del 4", dedicamos dos horas para ensanchar el paso, pues resulta muy selectivo debido a su estrechez. Tras ello nos dirigimos al riu del Bateig, que en el día de hoy presenta un caudal bastante mayor que el día de su descubrimiento, entorno a unos 20 l/s. Después de remontar las cascadas iniciales y avanzar unos metros ampliamos un paso estrecho ubicado en el techo, compuesto por delgadas terrazas de concreción, que con la maza van saliendo con facilidad y en unos minutos nos ubican en terreno inexplorado. Exploramos un conducto fósil ubicado unos metros por encima del cauce del rio, que en una dirección tras 40 metros de recorrido alcanza una ventana sobre el pozo de 35 metros. En la otra dirección tras unos cambios bruscos de dirección avanzamos por una galería ascendente que conecta con otra de mayores dimensiones. A medida que avanzamos van apareciendo mas revestimientos de limo. En esta galería fósil más grande, que llamamos galería del "Rat Penat", hacia el norte termina en una amplia badina por la que chorra un poco de agua del techo. Hacia el sur tras unos 60 metros la galería queda taponada por bloques y sedimentos muy bien compactados, encontrando en este punto terminal un murciélago en hibernación. Este nivel fósil presenta secciones de entre 1 x 2 metros hasta 4 x 4 metros, siendo un nivel similar por morfología y por cota, al de la Galería Irene ubicada en la cercana Espelunga de Napazal. Sus secciones freáticas con altas terrazas de sedimentos y dirección norte-sur (igual que el riu del Bateig), nos indican que se trata de un nivel abandonado por las aguas, cuando estas fueron capturadas por el pozo de 35 metros.



Diferentes imágenes de la galería fósil o del Rat Penat.

Tras topografíar los 150 metros de esta galería fósil, nos dirigimos a la punta ubicada rio arriba, donde una estrechez cortó el paso a los exploradores. En la jornada de hoy se intenta ampliar este paso, aunque con muchas dificultades, pues una pequeña cascada se precipita encima del desobstructor. Es un paso difícil de afrontar con el caudal que encontramos hoy en la cueva.

Para finalizar los trabajos en la cavidad, se modifica la instalación  para acceder al Riu del Bateig, efectuando un péndulo que nos ubica en la ventana del nivel fósil, evitando así remontar las cascadas iniciales del rio. Salimos al exterior tras 9 horas y 15 minutos de actividad.

Antes de entrar en la cavidad, el día 10 de octubre.

El día 10 de octubre volvemos a entrar en el Pozo de la Chelera, con la intención de cerrar otras incógnitas. Tras una aproximación de menos de una hora, entramos en cavidad a las 11:50 horas. En poco más de una hora nos ubicamos en la primera punta de exploración. Se trata de una "posible" escalada ubicada en la parte final del rio, a unos 40 metros de su estrechez final. Tras ascender en artificial los 10 metros, vemos como las posibles continuaciones cierran, no pudiendo acceder a un hipotético nivel superior.

Escalada en el riu del Bateig vista desde arriba. Véase abajo el agua del rio

Después nos dirigimos a la galería fósil a mirar un pozo ubicado cerca del balcón de la galería fósil sobre el pozo de 35 metros. La base de este pozo de 8 metros finaliza, desembocando nuevamente el pozo y formando otro balcón ubicado en un nivel inferior. Unos minutos más tarde los trabajos se centran en hacer un péndulo  en el pozo de 35 para acceder a una ventana. Tras hacer pie en esta ventana se remonta una corta rampa que nos ubica en la cabecera de un amplio pozo de 5 metros con una estética badina. A pesar se tratarse de una prometedora galería descendente, esta finaliza tras 40 metros, en un pozo de 11 metros en culo de saco y en una estrecha gatera ubicada justo por encima del pozo. 

Descendiendo por la vía que finaliza en el pozo de 11 metros en culo de saco.

Cabecera del pozo que cortocircuita con el P-35.

Una vez topografiados todos los cortos ramales nos disponemos a salir de la cavidad, desinstalando sus cuerdas. Salimos al exterior tras 10 horas y 30 minutos, y bajo un aguanieve acompañado de intensa ventisca que nos hace recoger rápido e iniciar el descenso hacia el refugio de la cueva. Esta salida de la cavidad mojados y con condiciones adversas en el exterior fue muy soportable si la comparamos con aquella exploración de noviembre de 2017, donde la temperatura exterior entorno a -10ºC y las fuertes rachas de viento provocaron que nuestros monos mojados se pusieran rígidos debido a las congelaciones, dificultando el descenso.

Croquis de las galerías exploradas. Como referencia y punto neurálgico del sector encontramos el P-35.

Como conclusión de estas dos jornadas de exploración, podemos decir que ha sido productiva, pues hemos cerrado casi todas las incógnitas que quedaban en la cavidad, aunque la parte negativa es el escaso recorrido que presentan las galerías nuevas y que estas no continuaran. Resulta muy interesante haber encontrado niveles fósiles en una cota cercana a las galerías de Napazal, por lo que nos anima a seguir revisando las cavidades de este sector de Bernera. Con los datos recogidos, la cavidad alcanza los 845 metros, consolidándose como tercera cavidad del macizo, tras el SPM con 32,7 km y Espelunga de Napazal con 2,3 km.

Exploración, fotos y topografía: Jesús y Luis Almela.