martes, 21 de mayo de 2019

Diciembre 2018:sima de la Señora, el Carrasquizo, Raca, la Gótica, L’oret, La Covatilla, lÈreta, Forat de Cantallops, Mas Nou, Novençans y tía Ondera.


El jueves 6 de diciembre Alexis, Carolina, Quique y Ainhoa visitan la sima de la Señora, en Argelita.
Nos equipamos en la boca, bajamos la rampa, y ya en la sala Alexis instala una vía por la que baja Ainhoa, supervisada por Carolina, que baja instalando la segunda vía. Instalamos esta vía alternativa a la directa para evitar la rampa y la posible caída de piedras.
Para descender el segundo pozo, Alexis monta una única vía, por la que descendemos todos sin problemas.
Una vez todos bajo, Alexis monta el último pozo, e intenta descender, pero al ser un paso muy estrecho decide no continuar. Y comenzamos el ascenso hacia el exterior.
Una vez fuera, decidimos ir a un refugio cercano para resguardarnos del viento y comer al sol.

1. Refugio.

Después de comer nos dirigimos a la cueva del Carrasquizo, de la cual sólo exploramos su cómoda galería de entrada, sin llegar a pasar la gatera del final.


El viernes 7 de diciembre, por la mañana, quedamos Alexis, Carolina y Ainhoa para visitar el avenc de Raca. Instalamos dos vías, así Ainhoa baja acompañada. Visitamos por completo esta cavidad, observando las bonitas formaciones del final.


El sábado 8 de diciembre nos juntamos Alexis, Carolina, Carlos, Vicente, Esteban y Ainhoa para visitar por la preciosa sima Gótica o To-Ba, en Caudiel.
Madrugamos bastante ya que queremos estar a medio día en casa, porque algunos vamos a pasar la noche en el refugio de Peñagolosa y no queremos llegar muy tarde.
Llegamos sin problemas hasta el parking, puesto que nuestro conductor, Alexis, tiene pericia para conducir por pistas, no siempre en muy buen estado.
Una vez en la boca, es Alexis el que instala la cavidad, le sigue Ainhoa, no sin pasar algún problemilla para poder entrar por el primer paso estrecho.
Una vez estamos todos en la base de la cuerda, emprendemos la visita, recorriendo sus tres pequeñas salas separadas por estalagmitas. Y parándonos en cada rincón a observar su belleza.
También realizamos una larga y divertida sesión de fotografía, a cargo de Esteban y Vicente, quedando encantados con los resultados.

2. Haz de luz en la sima Gótica.

3. Sima Gótica.

4. Grupo en la sima Gótica.

Como se hace tarde, Alexis, Carolina, Ainhoa y Carlos deciden salir, mientras Esteban y Vicente se quedan un rato más disfrutando de las maravillosas formaciones del interior de esta cavidad y haciendo algunas fotos más.

5. Precioso techo en la sima Gótica.

6. Pináculos coraloides subacuáticos en la sima Gótica.


El lunes 10 de diciembre Alexis, Carolina y Ferran decidimos visitar la cueva de L'oret, en Eslida, ya que nos han comentado que a medio día el rayo de sol que entra por la boca es extraordinario. Así que con cámara en mano, entramos a disfrutar del espectáculo, que no nos deja indiferentes. Es una maravilla observar como primero es un puntito de luz y poco a poco va creciendo y haciendo un haz de luz grande.

7.  Haz de luz iluminando la cueva de L’oret.
  
Ferran realiza muchas fotos desde varias perspectivas, disfrutando muchísimo.
Bajamos el pequeño pozo, que no es otra cosa que un gour. Y bajo nos espera otra maravilla, una zona de formaciones sorprendentes que ya reconstruimos, pero esta vez el lago no está seco, sino que está lleno de agua.

8. Gour con agua en la cueva de L’oret.


El martes 18 de diciembre Alexis, Carolina y Gila visitan La Covatilla, en Aín.
Aunque nos costó un poco encontrar la boca debido al error del gps, al final la encontramos.
Esta cavidad es de fácil acceso, no se necesita material, aunque nosotros lo llevamos por si acaso. Tiene una reja en la entrada ya que es una cavidad regulada por la presencia estacional de murciélagos (cerrada desde el 1 de marzo al 30 de septiembre).
Entramos y descendemos la rampa observando el techo, ya que hay zonas con estalactitas, vemos un pequeño pozo a nuestra derecha y más adelante una gatera que creemos que comunican, pero no entramos.
Continuamos bajando hasta que encontramos un túnel, a nuestra derecha, por el que nos adentramos, y a tan sólo unos metros el ruido del agua es ensordecedor. Este túnel finaliza en una salita donde se ve una impresionante cascada de agua. Tras realizar algunas fotos, regresamos a la sala principal.
En la entrada al túnel encontramos dos spits, que gastamos para colocar una cuerda y así descender con mayor seguridad por los escalones tallados en la rampa. Tras unos bloques encontramos la base de la cascada, que nos deja hipnotizados.

9. Cascada en La Covatilla.

Luego continuamos por la galería que reduce sus dimensiones considerablemente hasta convertirse en una estrecha galería descendente, donde debemos arrastrarnos, y por donde es imposible no mojarnos en varios puntos, ya que por ella discurre un río.

10. Río de techo bajo en La Covatilla.

Avanzamos bastantes metros por ella, hasta que decidimos dar la vuelta y regresar a la salida, no sin antes visitar una zona cercana a la boca donde podemos observar raíces de las plantas que hay en el exterior.

11. Raíces en La Covatilla.

Tras comer algo, nos acercamos a ver la cova de l'Ereta, muy cerca de la anterior. Esta cavidad también posee una reja en la entrada ya que como la anterior está regulada por la presencia de murciélagos.
Entramos por la pequeña boca y obviamos el ramal que nos queda a nuestra derecha, puesto que su recorrido es menor que el que decidimos seguir.
Durante nuestro recorrido debemos ir agachados y a veces a rastras puesto que la galería es de techo bajo, hasta llegar a una salita, donde tras ascender unos 4 metros y atravesar una gatera, accedemos a la sala final.
  
12. Gatera de acceso a la sala final de la cova de l’Ereta.

Al entrar en ella nos quedamos muy sorprendidos por sus grandes dimensiones y su belleza, ya que está concrecionada y repleta de formaciones: estalactitas, estalagmitas, columnas, coladas y excéntricas.

13. Sala final de la cova de l’Ereta.

Conforme vamos avanzando esta sala nos sorprende cada vez más. Encontramos una pequeña ventana por la que accedemos a otra salita de reducidas dimensiones, pero con bellas formaciones.
  
14. Salita en la cova de l’Ereta.

Como ya es tarde decidimos regresar al exterior, pero no sin antes realizar varias fotografías.

15.  Grupo en la boca de la cova de l’Ereta.


El miércoles 19 de diciembre, por la tarde, Alexis, Vicente, Gila y Lee vistan el Forat de Cantallops, en Ares del Maestrat.
La boca está colgada a 4 metros sobre la base del cortado, pero se puede acceder a ella.

16. Boca del Forat de Cantallops.

Es una cavidad cómoda y sencilla de recorrer, ya que su galería principal es de techo alto (entre 2’5 y 7 metros de altura), y con estratos horizontales, característicos de ésta.
En la zona más alejada de la boca podemos observar algunas formaciones reconstructivas.

17.  Formaciones en el Forat de Cantallops.


El sábado 22 de diciembre Alexis, Carolina, Esteba, Lee y Gila van a Les Coves de Vinromà a visitar el avenc del Mas Nou de Porcar.

18. Sala principal del avenc del Mas Nou de Porcar.

Visitamos el sector noreste de esta cavidad, disfrutando de sus amplias galerías y observando la erosión de los niveles del agua. Atravesamos la gatera del final y disfrutamos de las bonitas formaciones de la última sala.

19. Bandera en la sala principal del avenc del Mas Nou de Porcar.

Esta cavidad para mi tiene algo especial, ya que fue mi primer contacto con este maravilloso y fascinante mundo de la espeleología. Me quedé con ganas de volver a visitar y recordar el sector suroeste, pero debido a las bajas mediciones de oxígeno en varios de sus puntos, consideramos más seguro no visitarlo.

20. Grupo en la boca del avenc del Mas Nou de Porcar.
  

El 24 de diciembre Alexis y Vicente visitan la cova de la Tía Ondera, en Aín. Recorriendo sus varios pozos, salas y gateras.


El sábado 24 de diciembre, Carolina decide visitar el avenc dels Novençans, en la Sierra Engarceran.
Hay momentos en la vida que en el único sitio donde encuentras paz y te sientes bien contigo misma es metida en una cueva.
Necesitas ir sola. Eliges una sima fácil para evitar complicaciones, con un acceso sencillo, llegando con el coche a la boca, y que encima sea de una belleza extraordinaria para evadirte de tus problemas terrenales.
Preparas cuidadosamente el material, el equipo, las cuerdas, el bidón estanco, algo de comida por si acaso y agua. Pones el GPS y te diriges a ella. Has elegido Novencans, la conoces, tienes claro el acceso y la instalación, y que está repleta de formaciones preciosas.
Una vez allí, te preparas, comes algo, te equipas, coges los trastos y a por ello.
La instalación es sencilla, pero aun así tomas tus precauciones, ya que vas sola. Te revisas el equipo y que lo que estás haciendo es correcto.
Bajas el primer pozo, sin problemas, disfrutándolo.
Pones las cintas a las formaciones para descender el segundo pozo, y añades una cinta que absorba el roce (aunque sabes que cualquiera de los que lo ha instalado antes no lo ha hecho, pero como vas sola lo consideras oportuno).
Desciendes el pozo. Y ya en la base te haces un par de fotos, te quitas el equipo, aún con problemas en tu cabeza.
Bebes agua, coges el bidón donde has metido el móvil y te dispones a recorrer los escasos metros de gatera que te separan de una sala que es una maravilla.
Avanzas muy poco a poco, decides darte un respiro y relajarte, tumbada en el suelo de la estrecha gatera, necesitas liberar tus pensamientos, y poco a poco lo vas consiguiendo.
Llegas a la sala, te maravillas, te cae una lágrima (tus problemas te persiguen), pero poco a poco te sumerges en la inmensidad de esas magníficas formaciones que crea el agua.

21. Sala del avenc dels Novençans

22- Bonitas formaciones en el avenc dels Novençans

Avanzas por la sala, redescubriendo cada rincón desde otro punto de vista. El silencio te acompaña, estás sola y estás observando lo bonito de cada rincón. En tu cabeza ya no hay problemas.
Haces algunas fotos y decides salir, muy a tu pesar ya que sabes que fuera los problemas te alcanzan y te superan.
Poco a poco vuelves a atravesar la gatera, te equipas y asciendes. Recuperas la cuerda, y vuelves a subir el primer pozo.
Recoges todo el material, lo ordenas, guardas el equipo, comes algo, bebes agua y para casa. No sin antes avisar a tu amigo, el único que sabía dónde estabas, que ya estas fuera y te vas a casa.
Una experiencia inolvidable. La pena es que una vez fuera los problemas están ahí, pero yo vuelvo a casa con la sensación de ser capaz de hacer algo por mí misma.