Corría el año 2016, y un amigo acababa de presentarme a Lee,
un tipo muy curioso.
Éste vivía la espeleología con tanta pasión, que la
contagiaba.
Me había llevado a una sima hacía pocos días, al Avenc del Mas Nou,
en Les Coves, y para mi había sido un sueño hecho realidad el poder descender
un pozo, recorriendo un camino hacia la oscuridad, hacia lo desconocido.
Me había hablado de duros trabajos de desobstrucción, de exploración
y topografía de cavidades, y todo esto despertó en mí una extraña sensación,
pues siempre había sentido que llevaba dentro de mí a un explorador.
Le comenté que conocía cerca de Borriol un pequeño agujero,
y sin dudarlo, me dijo de ir a verlo. Para mi nuevo amigo Lee, el “ir a verlo”
era transportar hasta allí un pesado conjunto de materiales muy diversos.
Cuando fui a recogerlo, me quedé asombrado, pues todo lo que él había preparado casi no cabía en el maletero
de mi Samurái.
Lee en la boca el día de la desobstrucción |
Al llegar al parking, nos cargamos con todos los trastos y
caminamos hasta la boca, Lee siempre iba contándome historias de trabajos que habían
hecho o que estaban haciendo.
Una vez allí, sacamos un montón de grandes piedras del
interior de la cavidad, dejando una pequeña bóveda al descubierto. Comenzamos a
sacar piedras y arena, con unos cubos, uno llenaba y el otro lo tiraba al
exterior. Fuimos construyendo una gatera descendente, de roca sobre nuestra
cabeza y suelo de arena. El trabajo era duro, así que el primer día solo
despejamos un metro de gatera.
Piedras extraídas delimitando perímetro de seguridad de la boca |
Al día siguiente volvimos, los dos estábamos muy motivados.
Continuamos con nuestro trabajo, el primer turno lo hice yo, rascaba el fondo
de la gatera con los pies, arrastraba el material un poco hacia arriba, llenaba
el cubo y Lee lo sacaba hacia afuera.
Lee en la gatera de acceso |
En poco rato ocurrió algo sorprendente para mí, rascando la
tierra, de repente se abrió un hueco a mis pies, le pegue un grito a Lee y el
me dio instrucciones de cómo actuar. “Ves con mucho cuidado, hazlo ancho poco a
poco, intenta que no caiga mucho material dentro…”
Al final se abrió un pequeño
hueco, y me dijo que tirara una piedra, para sondear lo que había tras la
ventanita, pues hacia un giro hacia la
derecha y no se veía nada. Tire una piedra, caía algo entre dos paredes
rebotando, me dijo que tirara otra, pues muchas veces se quedaban las piedras
en alguna repisa, la segunda piedra me puso la carne de gallina, se oyó caer
rebotando bastante trozo, lo que nos indicaba que había una vertical. Al poco
rato de seguir ensanchando la ventanita, Lee me dijo que ya era suficiente, que
ya cabíamos. Me dijo “ya puedes pasar”, y yo, acabando de oír la piedra que había
tirado me quedé bloqueado, era introducirme por un pequeño agujero sin saber a dónde
iba. Me dio miedo, y salí. Lee se lanzó casi de cabeza y desapareció por el
pequeño agujero. Me quedé asombrado viendo con qué decisión se adentraba a lo
desconocido, de qué manera contorsionaba su cuerpo pasando por aquel estrecho
agujero. Tampoco me lo pensé mucho y fui tras él. El paso era muy angosto. Cuando
lo superé, estaba en una pequeña sala inclinada, desde donde comenzaba un
pequeño y muy estrecho resalte, que mi compañero ya había bajado y estaba haciéndolo
ancho con un mazo. Era una escena increíble, Lee picando piedra a martillazos
haciendo hueco para que pudiera bajar yo. Una vez abajo del resalte, observamos
el pozo. Habíamos encontrado una sima nueva. Era una buena noticia.
Reconstrucciones típicas en el interior de la cavidad |
Salimos a por el taladro, cuerda y equipos. Lee comenzó la instalación
con un gran puente de roca en la misma boca, un pequeño natural en la primera
sala y clavó algunos multimontis. El pozo era muy estrecho, sobre todo el
acceso a la cabecera, que había que hacerlo en plan superman, poniendo el
cuerpo en horizontal. Yo, con muy poca experiencia, iba siguiendo las
instrucciones que me daba, “pon el stop en el cabo, fracciona con un pie en
cada pared, no toques las repisas…” mientras Lee desaparecía por debajo de mi.
Resultó ser un pequeño pozo, con poco recorrido en su base, pero para mí fue
toda una experiencia, algo que nunca olvidaré. Mi primera desobstrucción y exploración,
al lado del que hoy es un gran amigo.
Gracias Lee por compartir tu pasión por las cuevas conmigo.
Han pasado 4 años. Muchos proyectos, salidas, exploraciones
y descubrimientos desde entonces. Ahora, ya con mucha experiencia adquirida en
este duro y apasionante deporte, llevando a cabo un proyecto en mi vida de
terminar cosas pendientes, decido ir a hacer la topografía de la cavidad, pues
nadie ha vuelto a entrar allí. Busco compañía para la tarea, faltan voluntarios
para visitar este tipo de cavidades estrechas, solo mi amiga Zoraida decide acompañarme aun sabiendo cómo
es la cavidad.
Acudimos a la sima, cargados como siempre, y para nuestra
sorpresa, alguien ha tirado dentro las piedras que pusimos rodeando la boca. Esto
está muy mal hecho, pues si se tiran las piedras habiendo alguien dentro, no podría
salir, hay que respetar todas las disciplinas que se disfrutan en el monte, esto
es terreno de todos.
Piedras arrojadas otra vez en la boca |
Una vez sacadas y tiradas bien lejos, el próximo que quiera
tapar la boca deberá ir a buscar las piedras ladera abajo, montamos la instalación
tal cual la hizo Lee el día de la exploración.
Alexis va instalando la cavidad,
recordando lo que se puso en su día.
Ya recuerda por que no habían vuelto, vaya
agujero más estrecho. Zoraida le sigue, no sin problemas por las dimensiones de
la cavidad.
Zoraida en la base del P12 |
Al llegar los dos abajo, terminan de mirar unos agujeros en el
suelo y todo el recorrido de la fractura, tomando las mediciones pertinentes para
la topografía. Toman medidas del pozo, y al llegar al segundo fraccionamiento,
ya se observó en su día una posible continuación, un estrecho laminador que se
separa de la vertical. Hoy Alexis se decide a explorarlo, se adentra por el
estrecho paso y llega a una zona de techo muy bajo descendente con muchas
formaciones y bastante ancha, pero de escasos 30 cm de altura. Visto que no hay
continuidad, vuelve hacia el pozo, donde le espera Zoraida por si surgían complicaciones.
Los dos amigos regresan hacia el exterior, libreta en mano, anotando todo lo
necesario y sufriendo los estrechos pasos, ahora más complicados hacia arriba.
Boca de la cavidad con bonitas vistas de Castellón |
Originalmente la cavidad era Forat del Tossal Gros 1, ahora
la separamos de las otras dos cavidades de la misma zona, pues pasa a ser una
sima.