El pasado fin de semana del 8 y 9 de enero, tuvimos la agradable visita de unos amigos maños por nuestras tierras. Los del Espeleo Club Zaragoza bajaron a la zona de Gandía a visitar algunas cavidades de por allí. Joel y Silvia hicieron de anfitriones, ya que se conocen las cuevas de la zona al dedillo, de Zaragoza vino mi buen amigo Jose acompañado por Carlos, Fermín y Mario. Y además también vinieron de la zona Sunny, que también estuvo en Vallina el pasado verano, y Pisto. Así nos juntamos unos cuantos del grupo de exploración de Vallina, pero ahora para hacer bondad.
El sábado visitaron la cova del Monos, en Quatretonda. Se trata de una perlita explorada y topografiada en los últimos años por dos grandes amigos: Ian y el propio Joel. El Domingo era el día señalado para visitar la cova de l'autopista. Nos juntamos al equipo Lydie y Luis desde Castellón, ya que no pudimos acercarnos el sábado por otros compromisos.
De la Cueva de l'autopista hay mucho escrito, aunque siempre se puede aportar más. Es la cueva hipogénica por antonomasia del territorio valenciano. Con un recorrido que supera los 7,5 km. nunca dejan de aparecer rumores de nuevos rincones y nuevas galerías. Pero como bien sabemos en el mundo de la espeleología, lo que no está respaldado por una publicación rigurosa no podemos aceptarlo como cierto, ya que una ciencia no se puede basar en la "rumorología".
La topografía más completa de la cavidad, llevada a cabo por Miguel Guerrero y José Lull muestra unos 7,5 km. de galerías, dato que tomaremos como bueno para clasificar esta cueva en la primera posición del ranking de cavidades valencianas por desarrollo. Además, su morfología hipogénica y sus destacados espeleotemas le dan una gran notoriedad en cuanto a las cavidades del ámbito Mediterráneo.
En cuanto a la visita del pasado domingo, Silvia y Joel nos hicieron una ruta completísima por los lugares más destacados de la red subterránea, y sin topografía ni brújula. En un tiempo de 4 horas vimos todo lo que hay que ver, tuvimos unos guías de primera. Luego fuimos a tomar algo, también guiados por nuestros anfitriones.
En definitiva, es una cueva que ya conocía por mis más de 5 visitas y dos vivacs en su interior. Pero cada vez la encuentro más degradada debido a la gran presión humana que se ve sometida por la gran cantidad de visitas que acoge. Es una pena ver un rincón como es "el Jardí" tan sucio y degradado.