Hablamos hace poco de Islandia y sus paisajes y
formas de relieve relacionadas con su origen volcánico; presentando una de sus
múltiples cavidades volcánicas: la Anarker Cave. Pues bien, otro de los
exponentes de la salvaje naturaleza islandesa son sus glaciares. Y uno de
ellos, el Vatnajökull, es el mayor glaciar de Europa en cuanto a volumen de hielo, con
más de 3.000 km3. Y uno de los brazos o ríos de hielo que avanzan desde esta
soberbia masa de hielo es el glaciar de Breiðamerkurjökull, donde hemos podido visitar una cavidad excavada dentro del propio glaciar.
Entrada a la cueva glaciar.
Los aparatos glaciares del Vatnajökull sorprenden
a propios y extraños. Aquí vemos algunas imágenes de ellos.
Glaciar Fjallsjökull:
Glaciar Svinafellsjökull:
Glaciar Breiðamerkurjökull:
Además de visitar algunas de las lenguas glaciares
que descienden del Vatnajökull, también disfrutamos remando entre los icebergs
en una laguna glaciar. Y también pudimos contemplar la espectacular playa Breiðamerkursanður donde la arena negra se mezcla con los icebergs y con el rumor de las olas al
romper en la orilla plagada de bloques de hielo.
Kayak en la laguna glaciar de Jökulsárlón:
Playa de Breiðamerkursanður:
Pero sin duda la más destacada experiencia, como
espeleólogos que somos, fue la visita a una cavidad excavada en el interior del
glaciar Breiðamerkurjökull.
Cueva dentro del glaciar de Breiðamerkurjökull
(Foto: Lydie Babin).
Esta cavidad, como todas las cavidades asentadas
en el interior de las masas de hielo, varía su morfología a lo largo de los
años. La fusión del hielo crea grandes cantidades del líquido elemento, que con
su circulación por el interior de la masa de hielo forma conductos y galerías.
El color del hielo nos deja helados.
Esta cavidad presentaba un curso activo que se
mostraba agresivo en el momento de nuestra visita. Pero lo que más nos impacto
fue las coloraciones que adopta el hielo que forma las paredes y techos de la
gruta.
Espectaculares texturas del hielo que forma la
cavidad.
El paseo de 200 m. por dentro del glaciar se
detuvo ante un gran curso activo que ocupaba la totalidad de la amplia galería
por donde discurría en busca del exterior. Sin duda alguna fue una experiencia
única y extraordinaria.
Un potente rio transcurre por dentro de la gruta (Foto:
Lydie Babin).
Otro fenómeno típico de estas latitudes, en esta
ocasión meteorológico, del que pudimos disfrutar fueron las auroras boreales.
La dama verde nos deleitó las noches islandesas.
Y como no las majestuosas cataratas que salpican
la extensa orografía islandesa. Señal inequívoca de la gran cantidad de agua
que existe en la isla.
Seljalandfoss:
Litlanesfoss:
Godafoss:
Mas relajado fue contemplar sus hermosas playas de
arena negra provenientes de la erosión de los materiales basálticos que forman
la isla.
Reynisfjara:
Dyrhóafjara:
Playa de Stokksnes:
También pudimos visitar las típicas iglesias islandesas con
sus coloridos tejados. Estas pequeñas construcciones salpican los bonitos
paisajes de la isla de fuego y hielo. Adornan los rincones donde se sitúan,
complementando a los ya de por sí excelentes paisajes.
Otro atractivo arquitectónico son las casas con
cubierta vegetal bien mimetizadas en el entorno. Hay un buen número de ellas
por toda la isla.
Y si hablamos de Islandia no podemos dejar de
nombrar a las ovejas que llenan sus prados.
También como fauna destacada pudimos ver algunos
ejemplares de focas.
Y también en la capital Reykjavík, encontramos
algunos de los edificios y monumentos más emblemáticos de este salvaje país.
Hallgrímskirkja, es como se denomina esta icónica
catedral:
Una de las típicas calles de Reykjavík:
Monumento llamado "viajero del sol", junto
al océano:
Una experiencia única la visita de este
extraordinario país.