En pleno siglo XXI, en plena era digital, donde todos
estamos interconectados y localizados, nadie se permite discrepar de una
posición geográfica recogida de un teléfono móvil de última generación. Pero esto
no siempre ha sido así. Empezando por el soporte cartográfico que hasta hace
poco más de una década únicamente se conseguía en papel, y continuando por la
escala cartográfica, que hasta finales de la década de 1980 sólo disponíamos de
mapas a 1:50.000 (el fino trazo de un lápiz podía representar una diferencia de
más de 50 metros , vamos, la famosa
y conocidísima ley del “punto gordo”,
que servía de amparo para atribuirle cualquier error en la situación geográfica
de alguna cavidad).
Si a lo anteriormente expuesto, añadimos que la
catalogación espeleológica y el estudio sistemático de las cuevas y simas, es
una actividad que se realiza desde antaño, comprenderemos fácilmente que hay
coordenadas de cavidades de una “calidad”
más que discutible (PERO QUE MUCHAS
VECES ES LO ÚNICO TENEMOS, y a pesar del evidente desfase geográfico, es una
valiosa información a tener siempre en cuenta). Por este motivo, en la
información geográfica facilitada por el SICE-CS, siempre añadimos la
procedencia de las coordenadas de situación, para de este modo, suponer el
grado de precisión en las mismas y obrar en consecuencia en el momento de
intentar localizar la boca de la cueva o sima.
Captura de pantalla del Visor temático de la Generalitat Valenciana. Cuevas protegidas - La Cova del Molinar la sitúan con un error de 1.350 metros (la situacion correcta es en punto rojo). |
Si hasta hace unos años, el origen y grado de precisión
en las coordenadas era bastante dispar y ello hacia variar de forma sustancial
la situación real de la cavidad, en la actualidad, y gracias al uso tan
extendido de los receptores GPS (y el consiguiente aumento en la calidad de
recepción de las señales y eliminación de errores voluntariamente introducidos
en el sistema -S.A.-), nos encontramos prácticamente en dos grandes grupos:
·
Grado de error inferior a los 20 metros (en estos momentos
representa el 76’9 % de las coordenadas registradas y el 52’1 % del total de
cavidades subterráneas catalogadas). Se trata de coordenadas obtenidas por un G.P.S. sin S.A. (Después del 1-5-2000),
e incluso con un error menor de 5 metros si se trata de
coordenadas obtenidas por un G.P.S.
con sistema EGNOS y ajustadas posteriormente mediante visores
cartográficos.
·
Grado de error con elevada incertidumbre,
aunque lo habitual es que supere ampliamente los 100 metros (en estos momentos
representa el 23’1 % de las coordenadas registradas). Si las coordenadas de
obtienen de fuentes bibliográficas
ajenas, el grado de precisión depende del autor de las mismas. Si las
coordenadas provienen del visor
cartográfico TERRASIT (www.terrasit.gva.es), la precisión no es
muy elevada, dependiendo también del informador de la Academia Valenciana de la Llengua que es otro intermediario de una
larga cadena de posibles errores. Si el origen de las coordenadas es mediante
sistemas de triangulación sobre mapas
u ortofotos, evidentemente la
precisión depende de la escala del soporte cartográfico y de la calidad del
trabajo realizada por el informador.
Captura de pantalla del visor TERRASIT - La situación de la Cueva del Toro presenta un error de 140 metros (la situacion correcta es en la chincheta). |
Analizando la evolución del grado de precisión
geográfica en la situación de las cavidades registradas en el SICE-CS y la
curva de incremento en la incorporación de nuevas coordenadas al sistema, se
observa que poco a poco va elevándose el grado de precisión en las coordenadas
registradas. Este es otro gran trabajo espeleológico pendiente para las
próximas décadas: situar geográficamente ese 32’3 % de cavidades subterráneas
pendientes de localizar e ir mejorando la calidad en las obsoletas coordenadas de
ese otro 15’6 % de cavidades castellonenses.