Cueva del Royo Malo
Sala de los mocos.
El pasado fin de semana, días 21 y 22 de julio, visitamos algunas cavidades de la serranía de Cuenca y la sierra de Albarracín, dentro del sistema Ibérico. Concretamente en la muela del Rebollar, la sierra de Tragacete y la sierra de Albarracín.
El sábado entramos en la cueva del Royo Malo. Aunque el nombre sea de mal presagio, no hay que alarmarse. En el habla de la zona se utiliza el vocablo "royo" para designar arroyo. Aunque si es cierto que en épocas de fuertes precipitaciones o deshielo gran parte de la cavidad se activa y funciona como surgencia de las aguas infiltradas por los diversos sumideros, o bien de forma difusa, del sector sur de la muela del Rebollar.
Restos de sedimentos orgánicos depositados por las crecidas que sufre la cavidad.
Para visitar esta cavidad, que supera por poco los 3 km. de desarrollo, es más que aconsejable llevar unas buenas rodilleras. Pues existen muchas zonas de techo bajo, sobre todo en la primera parte de la cavidad, que harán las delicias de nuestros cuellos, espaldas y rodillas. Es una buena cueva para trabajar estos músculos.
Visitamos el “sector A” al completo. La primera zona, que es la que actúa como aliviadero del sistema de drenaje presenta unas secciones más modestas y un proceso clástico más marcado en algunas zonas, como por ejemplo en las 2 salas que nos dan un respiro entre tanto laminador: la sala del barco y la de las dolinas. En ellas se aprecian los diferentes estratos en donde se ha formado la cavidad.
Cascada que forma el río.
Una vez llegados al rincón de las excéntricas las dimensiones son más cómodas. Aquí encontramos 2 estrechos meandros que ambos nos permitirán alcanzar el activo: uno primero que nos deja en el sifón rio abajo, y el otro más adelante que nos llevara al sifón es Alar. El rio se puede visitar solo por espacio de unos 50 m., pero presenta un gran atractivo. Sifona tanto rio abajo como rio arriba (sifón es Alar).
Sin entrar hacia el rio se puede continuar hacia el este adentrándonos hacia la muela del Rebollar. Pronto empezamos a ver la galería decorada con múltiples formaciones de aragonito de un blanco inmaculado. Esto es una señal inequívoca de que esta parte de la cavidad no queda anegada durante las mencionadas crecidas. A partir de aquí y hasta la sala de los mocos, que es el final conocido de este brazo de la cueva, la cavidad presenta sus más interesantes y bonitas galerías.
Aragonitos en la Cueva del Royo Malo.
La galería de los aragonitos presenta 2 ramales que vuelven a unirse. Los dos son muy interesantes:
-Por la derecha sigue un meandro desfondado para más adelante convertirse en un bajo laminador de arena bautizado con el nombre de Copacabana. El laminador se vuelve a convertir en meandro antes de juntarse de nuevo a la galería izquierda.
-Por la izquierda la galería está formada por un meandro estrecho y alto donde se puede caminar de pie. En el techo y las paredes aparecen flores de aragonito y el suelo está formado por costra de recubrimiento calcáreo.
Bonito meandro en la galería de los aragonitos.
Una vez se juntan los 2 ramales avanzamos por un bonito meandro desfondado que presenta continuos giros de 90° siguiendo la fracturación. En este meandro vamos viendo cúpulas y muchas aristas formadas por la disolución diferencial del paquete calcáreo. También hay algunas formaciones de un blanco inmaculado decorando la galería. Otra curiosidad es que todavía vemos papelitos con anotaciones topográficas del año 1977. Recordemos que la cavidad fue explorada y topografiada por el SEII (Sección de Espeleología de Ingenieros Industriales de Madrid). El meandro finaliza en la sala de los mocos, una bonita sala decorada con bellas formaciones.
Sifón es Alar, en la cueva del Royo Malo.
Sima del Bancal de la nevera
El domingo bajamos a la sima de Peña hundida o del Bancal de la nevera, situada en la sierra de Tragacete. La cavidad se enclava dentro de una gran fractura. Consta de un amplio y bonito pozo de entrada de 70 m. equipado con anclajes químicos. Las formas redondeadas del pozo (que nos dicen de su funcionamiento como sumidero) y el musgo de sus primeros metros le dan un aire especial a la vertical.
Galería en rampa en la sima del Bancal de la Nevera.
Debajo de la vertical se abre una larga y muy inclinada rampa descendente. Las paredes de esta galería están muy concrecionadas y es curioso la gran cantidad de troncos de gran tamaño que salpican la galería, algunos de ellos incluso se pueden ver empotrados a cierta altura.
Pero lo más destacable de la sima es su parte final, donde la fractura se estrecha y podemos trepar una veintena de metros para alcanzar unos bonitos gours colgados. Si superamos en oposición, o por medio de un pasamanos (hay spits para ello), el último gour que es el más largo y profundo, todavía podremos trepar unos 10 o 12 m. más.
Bonito gour en la parte final de la fractura.
Sima de Frías
Por último, de vuelta a casa paramos a ver la sima de Frías o sima de las Torcas, cerca de la localidad de Frías de Albarracín. Se trata de una gran torca de 90 m. de diámetro de boca y 57 m. de profundidad. Su descenso se realiza por un lateral donde existe una rampa de gran pendiente donde que hay que extremar las precauciones, ya que es muy fácil resbalar.
Su interior fue utilizado durante mucho tiempo como vertedero de todo tipo de residuos. En los años 90 se procedió a una laboriosa limpieza por parte del ayuntamiento de Frías de Albarracín. Un hecho que hay que aplaudir. Pues ahora en su fondo apenas podremos encontrar algún resto de su pasado como vertedero.
Sima de Frías de Albarracín.
En la zona existen diversas dolinas de gran tamaño, pero esta es la más destacable. Se trata de una dolina kárstica de hundimiento formada por colapso.